jueves, 2 de febrero de 2012

CARIDAD FRATERNA


Murió el padre, y sus dos hijos uno soltero y el otro casado, heredaron la granja que, con el trabajo de ambos, producía abundante grano que los hermanos repartían a partes iguales. Pero llegó un momento en que el hermano casado se despertaba todas las noches sobresaltado y se ponía a pensar:
-“No es justo. Mi hermano no está casado y se queda con la mitad de la cosecha. Yo tengo mujer y cinco hijos que me cuidarán cuando sea viejo, pero él no tiene a nadie. Por ello, necesita ahorrar mucho para cuando ya no pueda trabajar”.

Con este pensamiento, que no le dejaba dormir, se levantaba de la cama e iba a su granero, llenaba un saco de su trigo y lo llevaba con sigilo al granero de su hermano.

Pero sucedió que también el hermano soltero empezó a despertarse por la noche y a pensar:
-“No es justo que mi hermano, que tiene mujer y cinco hijos se quede sólo con la mitad de la cosecha, pues él necesita mucho más que yo”. Y con este pensamiento, se levantaba de la cama y llevaba un saco de su grano al granero de su hermano.

Una noche, se levantaron los dos al mismo tiempo y se encontraron cada uno con su saco de trigo. Y cuenta la historia que muchos años más tarde, cuando murieron los hermanos, los habitantes del lugar que conocieron este hecho, decidieron levantar un monumento a la CARIDAD en el lugar donde se habían encontrado en la noche los hermanos, por pensar que no era posible encontrar un lugar más sagrado que ese.

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