miércoles, 14 de marzo de 2012

KERIGMA

A lo largo de todos los siglos y en todas las culturas y religiones siempre ha habido personas encargadas de dar a conocer noticias diversas.
Antes existían los pregoneros, que cumplían este encargo. Ahora, los medios de comunicación nos transmiten, de diversas maneras, multitud de mensajes y de noticias de todo tipo.
En el origen de la fe, de cualquier religión, hay necesariamente un anuncio que despierta la adhesión primera a la doctrina (que predica o proclama el mensajero ) y al líder que los convoca y despierta el deseo de seguir buscando. En nuestro tiempo, escuchamos muchas veces la palabra kerigma. Pero, ¿sabemos verdaderamente lo que significa?.
El término "kerigma" proviene del mundo griego (contenido) y se refiere al mensaje: el anuncio, la predicación, la proclamación que hace el mensajero. De hecho, el verbo, que en el Nuevo Testamento únicamente se aplica a los apóstoles, no significa propiamente "predicar", exponer una doctrina, enseñar o hacer una exhortación, sino "proclamar un hecho".
El objeto del verbo "proclamar" o el contenido del sustantivo "kerigma" no es otro que "el Evangelio". En varios textos de San Pablo, el contenido es "Cristo Jesús". En San Lucas y San Mateo, preferentemente es la vida, pasión muerte y resurrección de Jesucristo y el Reinado de Dios instaurado por Él.
KERIGMA es pues un acto, una intervención viva y actual de Dios, presente por la palabra del mensajero que no se guarda nada de lo que le han dicho (Hch. 24, 10-16) y cuya palabra mediadora de la oferta de salvación presente en "el acontecimiento" de Jesús de Nazaret. Jesús anuncia y realiza una Buena Noticia. Con su encarnación y su entrada en la historia humana, Jesús hace presente el Reinado de Dios y despierta la esperanza de los hombres: Él es quien anuncia por toda Galilea la buena noticia de la cercanía de este Reinado, y su predicación al pueblo judío está siempre en relación con ese anuncio.
Jesús mismo, al aplicarse en la sinagoga de Nazaret las palabras de Isaías 61, 1-2, se presenta como el Ungido por Dios para proclamar la libertad de los cautivos y el tiempo de gracia del Señor, es decir, para anunciar la salvación que Dios Padre va a realizar a través de Jesús. Jesús dedicó a esta proclamación su tiempo, sus fuerzas y todo su ser, anunciando el Reino de Dios con sus palabras y con sus obras.
Este anuncio del reinado de Dios es una gran noticia para el mundo. Por eso la llama Jesús la "Buena Nueva", el Evangelio, es decir, la Buena Noticia por antonomasia, la mejor noticia que la humanidad puede escuchar. Con Él, la era de la salvación ya está en marcha, la época de la total liberación ya ha llegado, la verdadera transformación del mundo ya ha comenzado.
El centro de la predicación de Jesús (el Reinado de Dios está cerca) y la confesión de fe de la Iglesia primitiva (Jesús es el Señor) están íntimamente vinculados en un mismo kerigma. Su contenido sustancial cristiano es el anuncio de la salvación mediante la muerte y resurrección de Cristo, fundamento de nuestra fe.
JOLABE
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