viernes, 14 de marzo de 2014

CARTA PASTORAL DE OBISPO DE HUELVA CON MOTIVO DEL DIA DEL SEMINARIO

La alegría de anunciar el Evangelio





Mis queridos hermanos y hermanas:
Os escribo esta carta con motivo del Día del Seminario que celebramos en la Solemnidad de San José, 19 de marzo, este año bajo el lema “La alegría de anunciar el Evangelio”, pues nuestra Iglesia diocesana necesita pastores que, contagiados de esta alegría, sean mensajeros de la Buena Noticia de Jesucristo.
Así es: necesitamos buenas noticias porque, con frecuencia, nos abruman las imágenes e informaciones sobre tantas realidades llenas de dolor, presentadas con tanta crudeza, y que parecen silenciar las no pocas iniciativas cargadas de bondad, belleza y verdad, también presentes en nuestro mundo.

El hombre no puede vivir sin esperanza; necesita horizontes nuevos que le ayuden a salir de sus ofuscaciones y de sus fracasos; precisa profetas de esperanza y no de calamidades, para poder construir un mundo nuevo ajustado a la voluntad de Dios que lo creó y «vio que era bueno» (Cfr. Gén, 1). Es más, cuando el hombre rompe el mundo de Dios, Él no se cansa de rehacerlo y curarlo con su misericordia. Y, porque nos ama entrañablemente, nos envió a su propio Hijo como la Buena Noticia -esto significa Evangelio- que trae la salvación de toda persona, en todo tiempo y lugar.
El papa Francisco, con su testimonio y sus palabras, nos lo recuerda incesantemente: «la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría» (Evangelii Gaudium, 1)
Pero no hay noticia sin mensajeros que la pregonen y la difundan para que llegue a todos ¿Quienes son esos mensajeros de buenas noticias? Todo cristiano debe serlo, porque está llamado a ser discípulo y misionero que testimonia esta alegría del Evangelio, no sólo con palabras sino, sobre todo, con su manera de vivir. Pero también es verdad que los cristianos necesitamos ser acompañados, formados y alimentados por pastores que sean servidores de nuestra alegría. Pastores que lleven a la fuente de la alegría que es el mismo Jesucristo, que nos ilumina con su Palabra, nos alimenta con su Cuerpo y Sangre en la Eucaristía, nos acoge y perdona, nos lleva como Buen Pastor sobre sus hombros, en medio de nuestra debilidad, y nos da la certeza personal de ser infinitamente amados por el Dios del amor.
Demos gracias a Dios por los dieciséis jóvenes que se preparan para ser sacerdotes en nuestro Seminario, tres de ellos ya ordenados diáconos. Que el Señor los fortalezca con los fortalezca con los dones del Espíritu Santo, y nosotros colaboremos, con nuestra oración y ayuda económica, para que no les falten los medios adecuados para su formación.
Oremos por nuestros seminaristas para que sean los mensajeros que nuestro mundo necesita; que experimenten la alegría de anunciar el Evangelio y descubran que vale la pena dar y gastar la vida entera en esta hermosa misión.                Pidamos para que el Señor bendiga a nuestra Diócesis con nuevas vocaciones, jóvenes llenos de la consecuente alegría del encuentro personal con Jesucristo, Buena Noticia, y que estén dispuestos a seguirle como pastores de su pueblo; jóvenes alegres que contagien la auténtica alegría del Evangelio.
Confiando en la intercesión maternal de la Inmaculada Virgen María, patrona de nuestra Diócesis y Seminario, y en la protección de su esposo San José, os bendigo con todo afecto.
+ José Vilaplana Blasco,
Obispo de Huelva