martes, 12 de agosto de 2014

ORAR CON IMÁGENES (II)

Es interesante orar valiéndose de imágenes. Las imágenes nos evocan sentimientos y preparan nuestro espíritu a la comunicación con Dios Padre.

ANILLOS DE VIDA
Cada anillo del árbol es un año de vida. Desde el punto central, hasta la corteza, círculo a círculo, el árbol cortado muestra su historia. Nada queda fuera del árbol, nada de los que ha vivido y pasado. Los especialistas saben que en cada uno de los anillos se pueden analizar elementos fundamentales de los que pasó ese año: sequías, incendios, lluvias...  

Cuando pensamos en nuestra vida, con frecuencia dejamos a un lado elementos de nuestro pasado que no nos agradan, que recordamos con vergüenza o desprecio. En muchas ocasiones echamos al olvido algunos acontecimientos, consciente o inconscientemente los enviamos a la papelera de reciclaje. El árbol es un todo, con toda su historia.

Aprender a vivir es abrazar, acoger toda su historia sin negar nada, aunque tengas que pedir perdón, también tus pecados forman parte de la historia que te constituye. Nada del presente se sostendría sin los errores y aciertos del pasado. Cuando una persona se siente de verdad querida es cuando se sabe abrazada en todo su ser, no en su corteza o en su imagen. Nadie puede sostenerse en pie si niega su verdad entera.

Cuando nos sentimos amados por Dios, experimentamos que nos ama en totalidad, sin dejar nada fuera, abarcando lo ancho y lo alto, lo profundo y lo superficial. Por eso, sentirse amado por Dios es la experiencia más plenificante y gratificante.

Me dejo abrazar, al contemplar los anillos, en toda su historia, sin dejar nada fuera. Desde el puntito del nacimiento, en el centro, hasta la corteza de este presente, sea el que sea... 

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JOLABE