martes, 31 de marzo de 2015

LA CATEQUESIS Y LA CLASE DE RELIGIÓN NO SON UNA MISMA COSA

Estamos en pleno curso y es conveniente preguntarse si es lo mismo la clase de Religión que la Catequesis y si, para que un niño crezca en la fe, basta con que esté apuntado a la clase de Religión en el Colegio.

No entramos aquí en polémica sobre la clase de Religión, que ya debería ser un asunto claramente definido de una vez por todas, aún dentro de su posible diversidad según el contexto concreto: "No es posible reducir a una única forma todas las modalidades de enseñanza religiosa escolar que se han desarrollado en la historia como consecuencia de los Acuerdos con los Estados y de las decisiones tomadas por las diferentes Conferencias Episcopales", señala el Directorio General para la Catequesis (nº 74). Pero sí quisiera hacer ver que no es lo mismo la clase de Religión que la Catequesis y cómo ambas -al menos en teoría se complementan- y, en esa medida, son necesarias para el crecimiento de la fe.

Ya en 1979 la Conferencia Episcopal Española publicó un documento La Enseñanza religiosa- donde se distinguía claramente entre ambas cosas. la clase de Religión no es Catequesis ni la Catequesis es clase de Religión: "La relación entre enseñanza religiosa escolar y Catequesis - dice en otro momento en el mismo Directorio (nº 73) - es una relación de distinción y complementariedad: "Hay un nexo indisoluble y una clara distinción entre Enseñanza Religiosa y Catequesis".



La clase de Religión tiene un enfoque fundamentalmente cultural. El alumno que recibe la clase la recibe como alumno, no tanto como creyente. Y se intenta que conozca la Religión como un elemento cultural de un determinado grupo dentro de la sociedad, mediante el cual ese grupo quiere relacionarse con Dios. El Profesor, pues, no es un Misionero; aunque, como tal Profesor, necesita tener una "empatía" con aquello que pretende enseñar. Por eso el "ideal" del Profesor religioso es que sea creyente. Si el alumno, además, es creyente, la clase de Religión le ayudará en el crecimiento de su fe, como veremos a continuación.

La Catequesis es otra cosa. Su enfoque es esencialmente religioso y, por tanto, el catequizando no es un alumno, sino un creyente. No "estudia" una Religión sino que la vive y, si necesita conocer algunos elementos "doctrinales" lo es en función de su crecimiento como creyente, de cara a una maduración de su fe. Por otra parte, la Catequesis no se limita al conocimiento de la doctrina, sino que trata de hacer vivir la fe, la experiencia religiosa, en íntima relación con la comunidad cristiana -y la familia- por medio del catequista, que no es un Profesor sino un Misionero-Testigo de la fe. En la Catequesis se ora; en la clase de Religión se aprende.

Pero no basta la "vivencia" de la fe: son necesarios los conocimientos objetivos de la fe, su formulación dogmática y doctrinal, su historia,sus símbolos y su significado, etc. etc. Por eso la clase de Religión puede ser su complemento puesto que la Catequesis no abarca esos conocimientos sino que los supone y, en todo caso, los profundiza o los hace revivir desde la experiencia de fe. Sin embargo, la clase de Religión no necesita el complemento de la Catequesis pues su destinatario puede ser un alumno no creyente.

Por todo esto podemos decir que, para que nuestros hijos o nietos crezcan y maduren en la fe, necesitan ambas cosas, y más que todo ello, necesitan buenos Profesores de Religión que conozcan y lleven a cabo con claridad su trabajo, y Catequistas que, como testigos de la fe, les ayuden a crecer y madurar como creyentes. Y nosotros, la familia, apoyando ambas cosas y exigiéndolas de un modo objetivo y serenamente crítico.

(José Luis Saborido Cursch, Sacerdote Jesuita).


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JOLABE