lunes, 21 de septiembre de 2015

AMOR ANTES Y POR ENCIMA DE TODO

En el principio era el AMOR. O la Palabra, que es lo mismo. Porque Dios es palabra enamorada. ¿Quién no aspira, en lo profundo, al AMOR? Amor de amigos, de amantes, de padres de hijos. Es verdad que hay gente que bastante tiene con sobrevivir en este mundo. Y aún en esos casos, es el AMOR lo que hace que en medio de las tormentas y las lágrimas de vez en cuando asome una risa.

En este mundo, golpeado por tantas incomprensiones, egoísmos y grietas que a unos y otros anulan, a veces olvidamos una verdad universal. ¿Quién no quiere  amar y ser amado? ¿Quién no aspira a un momento de intimidad, de comunión, de confianza profunda, en que miras a otros ojos y te ves en ellos, tal cual eres, y te sientes en paz?

Si nos tuviésemos que despojar de muchas capas, de inercias, de rutinas, de deseos de temporada. Si prescindiésemos de ruido y de modas, de apetitos y preguntas… al final ahí seguiría, en la soledad más honda, en lo profundo de cada uno de nosotros, el AMOR. Como grito. Como llamada. Como alimento. Como logro. Fíjate en tu vida, en los nombres importantes. En la gente. ¿No lo ves? Hay un AMOR profundo atravesando la entraña de la realidad.

Lo triste es que mucha gente se confunde, y persigue el poder, la riqueza, el dominio, el prestigio o la fama…olvidando por el camino que, si algo somos, es imagen de un  Dios que es AMOR. Así que, ante la duda, intentemos AMAR a nuestra manera…

(Fuente consultada: El Promotor de la devoción a la Sagrada Familia).

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JOLABE