lunes, 21 de noviembre de 2016

CLAUSURA DEL AÑO JUBILAR DE LA MISERICORDIA

CONVERSACIONES CON DIOS PADRE...
Una mañana temprano, me levanté para observar la salida del sol. ¡Es asombroso… la belleza de la creación de Dios va mucho más allá que cualquier descripción!
Mientras observaba el paisaje, alababa a Dios por la belleza de su obra, y allí sentado sentí la presencia del Señor. Entonces, Él me preguntó:
-   
  - ¿Me amas?
Yo contesté:
-    -   ¡Por supuesto, Dios mío… Tú eres mi Señor y Salvador!
Entonces me preguntó:
-     -  Si estuvieras físicamente incapacitado, ¿aún me amarías?
Me quedé sorprendido, bajé la mirada,
me quedé un instante en silencio y contesté:
-     -  Sería difícil, Señor, pero sí, aún así te amaría.
Entonces el Señor me dijo:
-      - Si estuvieras ciego, ¿amarías mi creación?
¡Cómo podría amar algo sin poder verlo! Entonces pensé en las personas ciegas que aman a Dios y a su creación. Así que contesté:
-      - Es difícil, pero aún así te amaría.
El Señor, entonces, me preguntó:
-     -  Si fueses sordo, ¿oirías mi Palabra?
¿Cómo podría oír algo siendo sordo? Entonces comprendí. Escuchar la Palabra de Dios no sólo es usar nuestros oídos, sino también nuestro corazón. Contesté:
-      - Sería difícil, pero aún así oiría tu Palabra.
El Señor, entonces, me preguntó:
-     .-  Si estuvieses mudo, ¿alabarías mi Nombre?
Pero, ¿cómo puedo alabar sin voz? Entonces pensé que Dios desea que le cantemos desde nuestro corazón y que de todas maneras, alabar es más que cantar. Entonces contesté:
-      - Aunque estuviera mudo, alabaría tu Nombre.
Y el Señor volvió a preguntarme:
-     -  ¿En realidad me amas?
Con valor y profunda convicción, le contesté:
-      - ¡Sí Señor!, ¡te amo porque Tú eres mi Dios único y verdadero!
Pensé que había contestado correctamente, pero Dios me dijo:
-    -  Entonces, ¿por qué pecas?
Contesté:
-     -  Porque soy un ser humano y no soy perfecto.
-     -  ¿Y por qué cuando las cosas te van bien, te alejas de mí? ¿Por qué sólo en tiempos de angustia rezas sinceramente?
No hubo respuesta…Sólo lágrimas.
El Señor continuó:
-      - ¿Por qué solamente cantas en la Iglesia? ¿Por qué sólo me buscas en momentos de necesidad? ¿Por qué me pides cosas de modo tan egoísta? ¿Por qué pides sin tener fe?
Las lágrimas continuaron rodando sobre mis mejillas.
-      - ¿Por qué te avergüenzas de mí? ¿Por qué no compartes las buenas nuevas? ¿Por qué en tiempos difíciles, lloras con otros cuando yo te ofrezco mi hombro para que lo hagas? ¿Por qué pones pretextos cuando te doy la oportunidad de servir a los demás en mi Nombre?
Intesté contestar, pero no hubo respuesta posible que dar.
-      - Eres bendecido con la vida… No te hice para que desperdiciaras este regalo. Te he bendecido con talentos para servirme, pero continúas dándome la espalda. Te he revelado mi Palabra, pero no sabes sacar provecho de ella. Te he hablado, pero tus oídos estaban cerrados. Te he mostrado mis bendiciones, pero tus ojos nunca las vieron. He oído tus oraciones y las he contestado todas… ¿En verdad me amas?
No podía contestar. ¿Cómo podría hacerlo? Estaba muy apenado… no tenía excusa. ¿Qué podía decir?
Cuando mi corazón hubo llorado y las lágrimas habían regado mi cara, dije:
-     -  ¡Por favor, perdóname Señor! ¡Soy indigno de ser tu hijo!
El Señor contestó:
-     -  Nadie es indigno, esa es mi Gracia, hijo.
-     -  Entonces, ¿por qué continúas perdonándome? ¿Por qué me amas tanto?
El Señor contestó:
-     -  Porque tú eres mi creación. Tú eres mi hijo. Nunca te abandonaré…
Cuando llores, tendré compasión y lloraré contigo. Cuando estés gozoso, me alegraré contigo. Cuando estés deprimido, te animaré. Y cuando caigas, te levantaré. Cuando te sientas cansado, te llevaré sobre mis hombros. Estaré contigo hasta el fin de los días y te amaré por siempre…
Nunca antes había llorado como en ese instante. ¡Cómo pude haber sido tan frío!  ¡Cómo pude lastimar a Dios con todo lo que le hice! Entonces, yo le pregunté a Dios:
-      - ¿Cuánto me amas?
El Señor me estrechó entre sus brazos, y pude sentir como nunca antes su
AMOR, su GRACIA y su MISERICORDIA…

·        Reflexión: ¿Cuántas veces has hablado tú con Dios?
Y tú, ¿en verdad le amas?

è Amigo/a: Que el Señor te bendiga, todos los días de tu vida…

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JOLABE