lunes, 30 de marzo de 2020

LA CUARESMA, UN TIEMPO DE GRACIA


Sabemos que, la palabra “Cuaresma” surge de raíces latinas, referentes a “quadragésima” que, literalmente significa “cuadragésimo día”, y hace referencia a los cuarenta días que Jesús de Nazaret pasó en el desierto entes de convertirse en el Cristo, el elegido de Dios. 
Estamos terminando la Cuaresma de este año 2020, que va a quedar marcada en nuestros recuerdos como una Cuaresma diferente, en la que nos vamos a dar cuenta de lo poco que somos sin el Señor, en un mundo lleno de orgullo y vanidad…
El próximo Domingo es el Domingo de Ramos.
Cuaresma… tiempo fuerte, tiempo de Gracia. Dios se acerca, enamorado; habla al corazón. Con sus toques de AMOR despierta las semillas de la bondad, escondidas en lo hondo de la tierra.  Con su ternura infinita ahuyenta la oscuridad de la noche tenebrosa, planta cara a la idolatría y a la opresión de una pandemia que nos asola. Con su oído abierto escucha los gemidos, en las orillas del mundo, de todas las familias que se encuentran sumidas en el miedo. Con su Palabra de AMOR entabla por doquier el diálogo de la Gracia.

Cuaresma, tiempo de interioridad para renovar nuestro Bautismo, misterio de la presencia que Dios nos regala.
Cuaresma… tiempo de responsabilidad, de lucha contra la inseguridad que oscurece nuestra próxima Semana Santa. Que nos invita a responder al misterio de entrega que se hace presente en la Palabra y en la Eucaristía de Jesús. 

Debemos responder todos con nuestras vidas levantadas, con las vidas abiertas, con las vidas asombradas por el AMOR.
Cuaresma… tiempo de novedad, tiempo hacia la novedad de una Pascua este año, distinta y hacia la que caminamos con pasos humildes, concretos, fraternos, unidos por un único deseo: que Dios nos proteja de esta terrible epidemia.


Pero, Cuaresma - en definitiva – tiempo de Dios y, por eso, tiempo de todo hombre y de toda mujer, tiempo de una nueva humanidad más solidaria y más justa. 

Una humanidad en camino con todos los pobres de la tierra, en camino con los amigos de Dios, en camino con María... En camino de Gracia hacia la vida y hacia el AMOR infinito de un DIOS que no nos abandonará nunca…







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José Lagares

viernes, 27 de marzo de 2020

27 DE MARZO 2020_EL PAPA FRANCISCO BENDIJO AL MUNDO


CRÓNICA DE LA indulgencia plenaria ante EL coronavirus
El Papa Francisco presidió este viernes 27 de marzo un momento extraordinario de oración por la pandemia del coronavirus en el que impartió la bendición Urbi et Orbi, a Roma y el mundo, con la posibilidad de los fieles de obtener indulgencia plenaria.
El Santo Padre presidió la oración desde el atrio de la Basílica de San Pedro, en medio de la lluvia y ante una plaza vacía, debido a las medidas de seguridad que las autoridades italianas han dispuesto para superar la emergencia sanitaria. La oración comenzó con la lectura del pasaje del Evangelio de Marcos (4,35-41), en el que Jesús calma la tormenta en el mar de Galilea, luego de ser despertado por los apóstoles que lo acompañaban en la barca.
“Dios omnipotente y misericordioso, mira nuestra dolorosa condición: conforta a tus hijos y abre nuestros corazones a la esperanza, para que sintamos en medio de nosotros tu presencia de Padre”, dijo el Santo Padre antes de la lectura del Evangelio.
En el evento estuvieron el icono mariano de la Salus Populi Romani (Salud del pueblo romano) ante el que rezó hace unos días en la Basílica Santa María la Mayor, y el Cristo milagroso de San Marcelo, ante el que también rezó pidiendo el fin de la pandemia.
En su meditación, el Papa señaló que en estos días y ante la epidemia del coronavirus, “densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas”.
“Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente”.
“Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere. El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar”, dijo el Santo Padre.
“El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual. Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor”.
Francisco resaltó luego que “en medio del aislamiento donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas, escuchemos una vez más el anuncio que nos salva: ha resucitado y vive a nuestro lado”.
El Papa Francisco alentó también a abrazar la cruz de Cristo, ya que en ella “hemos sido salvados para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas las medidas y caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar. Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza”.
“Queridos hermanos y hermanas: Desde este lugar, que narra la fe pétrea de Pedro, esta tarde me gustaría confiarlos a todos al Señor, a través de la intercesión de la Virgen, salud de su pueblo, estrella del mar tempestuoso. Desde esta columnata que abraza a Roma y al mundo, descienda sobre vosotros, como un abrazo consolador, la bendición de Dios”, subrayó.
Después de su reflexión el Santo Padre se dirigió hacia la entrada de la Basílica de San Pedro donde realizó la adoración al Santísimo Sacramento en silencio durante varios minutos, acompañado de algunos funcionarios del Vaticano, y presidió luego algunas oraciones como la súplica en letanías.
Luego se entonó el canto del Tantum ergo, mientras el Pontífice inciensó el Santísimo Sacramento e hizo una breve oración.
Después el Cardenal Angelo Comastri, Arcipreste de la Basílica de San Pedro, anunció la bendición Urbi et Orbi con la indulgencia plenaria.
“El Santo Padre Francisco, a todos aquellos que reciben la bendición eucarística, también por medio de la radio, la televisión y de otras tecnologías de comunicación, concede la indulgencia plenaria en la forma establecida por la Iglesia”, dijo el Purpurado italiano.
El Papa bendijo luego a Roma y a todo el mundo con el Santísimo Sacramento desde la puerta de la Basílica. Mientras duró la bendición, las campanas sonaron y la policía activó sus sirenas.
Tras la bendición se procedió a las aclamaciones al Señor, la Virgen María y San José y se procedió a la reserva del Santísimo en la Basílica.
(Crónica transcrita de Aciprensa, con nuestro agradecimiento)
---à NOTA: Ver el vídeo a pantalla completa, pinchando en este enlace...
JOSÉ LAGARES


miércoles, 25 de marzo de 2020

EL “SÍ” DE UNA MUJER QUE CAMBIÓ LA HISTORIA


25 DE MARZO, SOLEMNIDAD DE LA ANUNCIACIÓN DE MARÍA
Como cada año, la Iglesia celebra la Solemnidad de la Anunciación de la Virgen María. Un día como hoy la historia de la humanidad cambió cuando María dio su “Sí” valiente a Dios, concibiendo desde aquel momento a Jesús y convirtiéndose en protectora del Niño que un día nacería y salvaría con amor al mundo.
“‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible’. María contestó: ‘Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’. Y la dejó el ángel” (Lc. 1, 35 - 38).
La Solemnidad de la Anunciación se celebra nueve meses antes de la Navidad. Si se analiza la historia, María “no la tuvo fácil”. Ella estaba comprometida con José y ciertamente esta decisión de concebir al Hijo de Dios trajo inestabilidad.
Tanto así que el justo José decidió repudiarla en secreto para que los dos no tuvieran muchos problemas. María, además, era joven y pobre, pero confiaba en la Providencia de Dios.
Por lo tanto el Señor interviene y el ángel en sueños le habla a José, quien acepta el plan de Dios, obteniendo así el privilegio de ser padre de Jesús en la tierra y de formar la Sagrada Familia con María.
En el Evangelio de hoy (Lc. 1, 26-38) se aprecia el diálogo del mensajero de Dios con la Virgen. No fue una imposición sino una propuesta a la que María pudo haber dicho no. Pero la “bendita entre las mujeres” aceptó y se produjo el milagro de Encarnación del Hijo de Dios.
Desde aquel momento María tuvo en su vientre a Jesús, no a los tres meses o cuando el embrión tenía forma humana, sino desde el momento de la concepción. He aquí una razón más por la que la Iglesia defiende al bebé desde el primer instante de su vida.
Que disfrutes de este día tan señalado y que Ella nos libre del peligro de esta epidemia que tanto daño está haciendo en España. Así se lo pedimos a nuestra Madre Intercesora...
(Pág. consultada, con nuestro agradecimiento: Aciprensa).

Ver el vídeo a pantalla completa...
Obra de arte comentada:"La Anunciación", de Robert Campin (1420 - 1425).
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JOSÉ LAGARES


martes, 24 de marzo de 2020

UN CUENTO PARA REFLEXIONAR - LOS SONIDOS DEL BOSQUE


Me encontré, casualmente, con este relato - que me pareció estupendo – y, como me hizo reflexionar de una manera tan positiva, he decidido compartirlo con mis amigos/as del Blog Parroquial y de Facebook. Espero que os guste…
Erase una vez un Rey que envió su hijo a estudiar con un gran Maestro, con el fin de prepararlo para ser su sucesor al trono y ser un gran líder.
Cuando el Príncipe llegó a la casa del gran Maestro, se encontró que no tenía nada de grandioso. Era una casita modesta, ni pobre ni lujosa. Era pequeña, cálida, cómoda para la vida del mismo; en medio de eucaliptos y con la vista al mar. El Maestro transmitía una calma y una serenidad, que realmente dejaba transparentar una luz en sus ojos, por haber caminado los muchos senderos de la vida y del mundo.
Cuando tomó conocimiento de las intenciones del Rey, envió al Príncipe al bosque. Él debería regresar después de un año y descubrir todos los sonidos que él consiguiese escuchar en este periodo. Pasado un año, el Príncipe regresó y, delante de Maestro dijo:
-  _ Maestro, escuché el canto de los pájaros, el movimiento de las hojas, el movimiento de las alas de las abejas y el sonido del viento en el cielo.
Cuando el Príncipe terminó su relato, el Maestro le pidió que regresase nuevamente el bosque, para escuchar más sonidos. Él aún no había escuchado lo más importante. Intrigado, el Príncipe obedeció, pensando: “no entiendo… pensé que había ya escuchado todo…”
El Príncipe pasó días y noches solo… en el bosque… escuchando, escuchando, escuchando… pero no consiguió distinguir nada de nuevo, fuera de lo que había ya escuchado el año anterior.
Una mañana, en la sintonía especial de la naturaleza, comenzó a escuchar nuevos sonidos, diferentes a todos los ya escuchados. Cuánto más atención daba a los sonidos, nuevos él los descubría.
-  -  Estos deben ser los sonidos que el Maestro quería que escuchase, pensó el Príncipe. Así que regresó a la casa donde vivía el Maestro, quién le preguntó de nuevo lo que había escuchado.
Maestro, escuché lo inaudible, los sonidos de las flores, el sonido del sol calentando la tierra y la hierba del pasto bebiendo el rocío de la noche.
El Maestro, escuchó atentamente todos los nuevos sonidos que le Príncipe consiguió escuchar y respondió:
     _ Escuchar lo inaudible, es tener la calma precisa para transformarse en un gran líder.
   - Solamente cuando conseguimos escuchar el corazón de las personas, sus sentimientos mudos, sus miedos no confesados y sus quejas silenciosas, comenzamos a comunicarnos con el otro. Lo que el otro me dice sin decir, lo que las personas procuran comunicarme, más no encuentran palabras que las ayuden.

Una buena comunicación tiene que ver, con la posibilidad de poder escuchar más de lo que hablan y comprender; al final de cuentas, no es necesario apagar la luz del otro para hacer brillar la nuestra”.
(Texto: Nomís Simón).

NOTA: Contempla el vídeo a pantalla completa y, sobre todo, escucha sus sonidos--->

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José Lagares


lunes, 23 de marzo de 2020

UNA SEMANA SANTA DIFERENTE


España se encuentra sumida en plena pandemia de coronavirus. Las autoridades religiosas y civiles han decidido, de manera unánime, suspender todos los desfiles procesionales de la Semana Santa. La decisión, dolorosa pero responsable, se toma ante las extraordinarias circunstancias que vive nuestro país a causa de la pandemia del COVID-19, con el fin de minimizar los riesgos de contagio de la enfermedad y en beneficio de los ciudadanos.

Hoy ha llegado a mis manos este escrito, que les transcribo, y que ensalza las virtudes de un pueblo que se dispone a llegar a la Pascua con el deseo de que pase pronto esta pandemia que nos azota… Este es el escrito del que les hablo y que verdaderamente nos conmueve:
DOCUMENTO
No sé quién ha escrito esto, pero es un texto más que hermoso cuya lectura emociona y reconforta. Merece la pena gozar con fe de su lectura:
¿Quién ha dicho esas historias?,
¿que el Cristo este año no sale?,
si está vestido de blanco,
de azul, en los Hospitales...

¿Quién dice que el Nazareno
no puede hacer penitencia,
si están todos atendiendo
a enfermos en las urgencias?

¿Cómo que Jesús Caído
no saldrá el Miércoles Santo?
Mírale tú en nuestros médicos
que caen rendidos, exhaustos,
como humildes cirineos
ayudando a cada paso:
celadores y enfermeras,
codo a codo, sin descanso.
Igual que en la Borriquita
pasó Jesús por la tierra,
nuestros héroes camioneros
pasan las noches en vela
para abastecer mercados
de barrio, farmacias, tiendas...
Ejército, Guardia Civil, Policía...
patrullan calles desiertas,
y no están con sus familias
sino cuidando a las nuestras.
Y lejos de las ciudades,
Jesucristo está doblado
sobre los surcos de tierra,
se hace a la mar en un barco,
tiende cables, cava pozos
o pastorea el ganado.

Nadie diga que el Señor
no está en las calles presente,
cuando en Iglesias solitarias
Sacerdotes celebran Misa diariamente.
Nadie diga que el Cautivo
no va a salir este año,
mientras haya una voz buena
llamando al que está encerrado.
Nadie diga que el Gran Poder
no va este año en su anda,
cuando tantas vidas orantes
se ofrecen porque nos aman.
Con cansancio en la  mirada,
con buen humor, sin fallarnos,
también Cristo está presente
en cualquier supermercado,
reponiendo estanterías
o a pie de caja cobrando.

Jesús viene en un camión
de blanco y verde pintado,
recoge nuestros desechos
y se va sin ser notado.
Cuando veo a tanta gente
que a los suyos ha enterrado,
siento que también salió
la Piedad del barrio bajo,
la Virgen de las Angustias
con su Hijo en el regazo.
Y aunque a todos nos asuste
el pasar por el Sepulcro,
ahí está la fortaleza
de Aquel que ha vencido al mundo.
Tal vez no haya procesiones
con imágenes talladas
pero ya ves, Cristo sale
al encuentro de tu alma,
en mil rostros escondido,
sin cirios y sin campanas.
Que aunque no haya procesiones,
por España en primavera,
seguirá oliendo el incienso
que pone su gente buena.
El amor salta las tapias,
el corazón no se encierra;
será una "Semana Santa"

más que nunca, verdadera.


(Anónimo)














NOTA: He podido conseguir el vídeo de esta publicación:

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José Lagares