01. ¿CUÁNTAS VECES SE PUEDE COMULGAR EN EL MISMO DÍA?
En la actualidad la norma de la Iglesia es que el fiel católico puede comulgar hasta dos veces al día. Tres o más veces no debe hacerse aun en el caso de que se vaya a una tercera o cuarta misa en el mismo día. El Código de Derecho Canónico formula esta prohibición en forma positiva: "Quien ya ha recibido la santísima Eucaristía, puede recibirla de nuevo el mismo día solamente dentro de la celebración eucarística en la que participe" (canon 917 CIC).
Dicho de otra manera. Si una familia está visitando una catedral o una iglesia y entran en ella en el momento en que se está administrando la comunión a los fieles, sólo podrán acercarse a comulgar aquellos de la familia que no hayan recibido ya la Eucaristía en ese día. Otra cosa sería si hubiesen participado en ella desde el principio: en ese caso, está permitido comulgar por segunda vez. Pueden presentarse bastantes ocasiones en lo que esto suceda: cuando se cumple el precepto dominical en la víspera y ya se ha comulgado en ese día, cuando se participa en misas exequiales o en bodas, etc.
Por último cabe señalar que el mismo canon exceptúa también el caso del viático: "aunque hubieran recibido la sagrada comunión el mismo día, es muy aconsejable que vuelvan a comulgar quienes lleguen a encontrarse en peligro de muerte" (cánones 917 y 921).
02. CÓMO PREPARARSE PARA LA COMUNIÓN
La mejor preparación para la Comunión consiste en participar en la Misa desde el principio. Todo lo que en ella rezamos, oímos, hacemos y cantamos nos dispone para la Comunión.
Dentro de la Misa, hay unos ritos preparatorios antes de la Comunión:
El Padrenuestro, con el que pedimos al Padre el pan de cada día, que incluye la Comunión y el perdón que nos purifica.
El rito de la paz, con el que pedimos la paz para la Iglesia y para toda la familia humana, y expresamos nuestra fraternidad con el saludo de la paz a nuestros hermanos que participan con nosotros de la Misa.
La fracción del pan, momento en que el sacerdote, repitiendo el gesto de Cristo en la última cena, parte la Sagrada Hostia en señal de que es uno sólo el Pan del que todos participamos. Mientras, recitamos o cantamos el "Cordero de Dios".
La preparación personal del sacerdote, que la hace con una oración en voz baja, a la que todos nos unimos en silencio.
La invitación a comulgar, que hace el sacerdote mostrando la Hostia, mientras decimos "Señor, no soy digno de que entres en mi casa..."
La Comunión, que implica acercarse al altar, hacer una leve reverencia, recibir el Cuerpo de Cristo en la mano, o en la boca, respondiendo "Amén", que expresa nuestra fe y adhesión total a nuestro Señor Jesucristo que se nos da como alimento en el Sacramento de la Eucaristía.
Después de comulgar, cuando se ha terminado de distribuir la Comunión, todos oramos en silencio, interiorizando la presencia de Cristo en nosotros y dando gracias por el Don recibido.
03. LO MAS IMPORTANTE AL COMULGAR ES HACERLO CON FE,
EN PAZ CON LOS HERMANOS, Y EN GRACIA DE DIOS
Quien va a comulgar lo hace con la FE habitual con que acepta a Dios y se adhiere a Cristo; pero su fe se hace actual cuando al serle presentado el Cuerpo de Cristo responde sinceramente "Amén".
En PAZ con los demás lo hace quien se acerca con el corazón libre de odio y de injusticia; eso es lo que de algún modo expresa el gesto de paz que damos y recibimos poco antes de la Comunión.
En GRACIA DE DIOS se acerca a comulgar quien no tiene conciencia de hallarse en pecado grave.
El que tiene pecado grave no debe comulgar sin hacer antes una confesión sacramental.
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