Aquí me tienes, Señor, para servirte
y colocar a tus pies la labor que estoy haciendo.
Tú me escogiste para ser Catequista,
anunciador de tu Mensaje a los hermanos.
Me siento muy pequeño e ignorante,
soy a menudo inconstante,
pero sé que Tú me necesitas.
Gracias por confiar en mí, tu pequeño servidor.
Estoy dispuesto a cumplir esta hermosa tarea
con sencillez y modestia, amor y fe.
Quiero ser instrumento tuyo
para despertar en muchos hermanos:
cariño por tu persona,
confianza en tus promesas,
deseos de seguirte como discípulo.
Bendice día a día mis esfuerzos;
pon tus palabras en mis labios,
y haz que, en comunión con mis hermanos,
pueda colaborar en extender tu Reino.
María, tú que seguiste siempre con fidelidad
las huellas de tu Hijo,
guíanos por ese mismo camino. AMÉN.
JOLABE
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