Jesús alivia a los enfermos porque Dios quiere para el hombre la vida en plenitud. Lo ha subrayado Benedicto XVI hablando a los fieles antes del rezo de la oración del Ángelus, refiriéndose al Evangelio de hoy sobre el encuentro de Jesús con un leproso. En el contacto entre Jesús y el leproso es derrumbada toda barrera entre Dios y la impureza humana, para demostrar que el amor de Dios es más fuerte que todo mal, aún de aquel más contagioso. Jesús --explicó el Papa- tomó nuestras enfermedades para que nosotros fuéramos purificados.