"La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se
dirija con confianza a Mi misericordia" (Diario,
300)
La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin
principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje:
Dios es Misericordioso y nos ama a todos ... "y
cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi
misericordia" (Diario,
723). En este mensaje, que Nuestro Señor nos ha hecho llegar por medio de Santa
Faustina, se nos pide que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios,
y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras,
acciones y oraciones... "porque
la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil" (Diario, 742).
Con el fin de celebrar apropiadamente esta festividad, se
recomienda rezar la Coronilla y la Novena a la Divina Misericordia; confesarse
-para la cual es indispensable realizar primero un buen examen de conciencia-,
y recibir la Santa Comunión el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.
La escencia de la devoción
La esencia de la devoción se sintetiza en cinco puntos
fundamentales:
1. Debemos confiar en la Misericordia del Señor.
Jesús, por medio de Sor Faustina nos dice: "Deseo
conceder gracias inimaginables a las almas que confían en mi misericordia. Que
se acerquen a ese mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores
obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que
haya depositado su confianza en mi misericordia, en la hora de la muerte le
colmaré el alma con mi paz divina".
2. La confianza es la esencia, el alma de esta devoción y
a la vez la condición para recibir gracias.
"Las gracias de mi misericordia se toman con un solo
recipiente y este es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más
recibirá. Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo y sobre ellas
derramo todos los tesoros de mis gracias. Me alegro de que pidan mucho porque
mi deseo es dar mucho, muchísimo. El alma que confía en mi misericordia es la
más feliz, porque yo mismo tengo cuidado de ella. Ningún alma que ha invocado
mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco
particularmente en el alma que confía en mi bondad".
3. La misericordia define nuestra actitud ante cada
persona.
"Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir
del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia siempre y en todas partes. No
puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formar de
ejercer misericordia: la primera es la acción; la segunda, la palabra; y la
tercera, la oración. En estas tres formas se encierra la plenitud de la
misericordia y es un testimonio indefectible del amor hacia mí. De este modo el
alma alaba y adora mi misericordia".
4. La actitud del amor activo hacia el prójimo es otra
condición para recibir gracias.
"Si el alma no practica la misericordia de alguna
manera no conseguirá mi misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas
supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque la
misericordia anticiparía mi juicio".
5. El Señor Jesús desea que sus devotos hagan por lo
menos una obra de misericordia al día.
"Debes saber, hija mía
que mi Corazón es la misericordia misma. De este mar de misericordia las
gracias se derraman sobre todo el mundo. Deseo que tu corazón sea la sede de mi
misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre todo el mundo a
través de tu corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede marcharse sin
confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas".
La Santa Sede decreta día de
la Divina Misericordia
La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de
los Sacramentos publicó el 23 de mayo del 2000 un decreto en el que se
establece, por indicación de Juan Pablo II, la fiesta de la Divina
Misericordia, que tendrá lugar el segundo domingo de Pascua. La denominación
oficial de este día litúrgico será «segundo domingo de Pascua o de la Divina
Misericordia».
Ya el Papa lo había anunciado durante la canonización de
Sor Faustina Kowalska, el 30 de abril: «En todo el mundo, el segundo domingo de
Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación
perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia
divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años
venideros».
Sin embargo, el Papa no había escrito estas palabras, de
modo que no aparecieron en la transcripción oficial de sus discursos de esa
canonización.
Santa Faustina, que es conocida como la mensajera de la
Divina Misericordia, recibió revelaciones místicas en las que Jesús le mostró
su corazón, fuente de misericordia y le expresó su deseo de que se estableciera
esta fiesta. El Papa le dedicó una de sus encíclicas a la Divina Misericordia
(«Dives in misericordia»).
Los apóstoles de la Divina Misericordia están integrados
por sacerdotes, religiosos y laicos, unidos por el compromiso de vivir la
misericordia en la relación con los hermanos, hacer conocer el misterio de la
divina misericordia, e invocar la misericordia de Dios hacia los pecadores.
Esta familia espiritual, aprobada en 1996, por la archidiócesis de Cracovia,
está presente hoy en 29 países del mundo.
El decreto vaticano aclara que la liturgia del segundo
domingo de Pascua y las lecturas del breviario seguirán siendo las que ya
contemplaba el misal y el rito romano.
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"La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se
dirija con confianza a Mi misericordia" (Diario,
300)
La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin
principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje:
Dios es Misericordioso y nos ama a todos ... "y
cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi
misericordia" (Diario,
723). En este mensaje, que Nuestro Señor nos ha hecho llegar por medio de Santa
Faustina, se nos pide que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios,
y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras,
acciones y oraciones... "porque
la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil" (Diario, 742).
Con el fin de celebrar apropiadamente esta festividad, se
recomienda rezar la Coronilla y la Novena a la Divina Misericordia; confesarse
-para la cual es indispensable realizar primero un buen examen de conciencia-,
y recibir la Santa Comunión el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.
La escencia de la devoción
La esencia de la devoción se sintetiza en cinco puntos
fundamentales:
1. Debemos confiar en la Misericordia del Señor.
Jesús, por medio de Sor Faustina nos dice: "Deseo
conceder gracias inimaginables a las almas que confían en mi misericordia. Que
se acerquen a ese mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores
obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que
haya depositado su confianza en mi misericordia, en la hora de la muerte le
colmaré el alma con mi paz divina".
2. La confianza es la esencia, el alma de esta devoción y
a la vez la condición para recibir gracias.
"Las gracias de mi misericordia se toman con un solo
recipiente y este es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más
recibirá. Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo y sobre ellas
derramo todos los tesoros de mis gracias. Me alegro de que pidan mucho porque
mi deseo es dar mucho, muchísimo. El alma que confía en mi misericordia es la
más feliz, porque yo mismo tengo cuidado de ella. Ningún alma que ha invocado
mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco
particularmente en el alma que confía en mi bondad".
3. La misericordia define nuestra actitud ante cada
persona.
"Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir
del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia siempre y en todas partes. No
puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formar de
ejercer misericordia: la primera es la acción; la segunda, la palabra; y la
tercera, la oración. En estas tres formas se encierra la plenitud de la
misericordia y es un testimonio indefectible del amor hacia mí. De este modo el
alma alaba y adora mi misericordia".
4. La actitud del amor activo hacia el prójimo es otra
condición para recibir gracias.
"Si el alma no practica la misericordia de alguna
manera no conseguirá mi misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas
supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque la
misericordia anticiparía mi juicio".
5. El Señor Jesús desea que sus devotos hagan por lo
menos una obra de misericordia al día.
"Debes saber, hija mía
que mi Corazón es la misericordia misma. De este mar de misericordia las
gracias se derraman sobre todo el mundo. Deseo que tu corazón sea la sede de mi
misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre todo el mundo a
través de tu corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede marcharse sin
confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas".
La Santa Sede decreta día de
la Divina Misericordia
La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de
los Sacramentos publicó el 23 de mayo del 2000 un decreto en el que se
establece, por indicación de Juan Pablo II, la fiesta de la Divina
Misericordia, que tendrá lugar el segundo domingo de Pascua. La denominación
oficial de este día litúrgico será «segundo domingo de Pascua o de la Divina
Misericordia».
Ya el Papa lo había anunciado durante la canonización de
Sor Faustina Kowalska, el 30 de abril: «En todo el mundo, el segundo domingo de
Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación
perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia
divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años
venideros».
Sin embargo, el Papa no había escrito estas palabras, de
modo que no aparecieron en la transcripción oficial de sus discursos de esa
canonización.
Santa Faustina, que es conocida como la mensajera de la
Divina Misericordia, recibió revelaciones místicas en las que Jesús le mostró
su corazón, fuente de misericordia y le expresó su deseo de que se estableciera
esta fiesta. El Papa le dedicó una de sus encíclicas a la Divina Misericordia
(«Dives in misericordia»).
Los apóstoles de la Divina Misericordia están integrados
por sacerdotes, religiosos y laicos, unidos por el compromiso de vivir la
misericordia en la relación con los hermanos, hacer conocer el misterio de la
divina misericordia, e invocar la misericordia de Dios hacia los pecadores.
Esta familia espiritual, aprobada en 1996, por la archidiócesis de Cracovia,
está presente hoy en 29 países del mundo.
El decreto vaticano aclara que la liturgia del segundo
domingo de Pascua y las lecturas del breviario seguirán siendo las que ya
contemplaba el misal y el rito romano.
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