Vamos a seguir conociendo a la Virgen María.
María, mostró facilidad y prontitud para conocer y obrar el bien, en ella existió perfectamente la disposición en su alma para conocer la fe, ser mujer de esperanza y de mucha caridad, es decir en ella se engendra fecundamente las virtudes teologales. María se hizo disponible al Espíritu, como humilde sierva de Dios, y para ella, vivir las virtudes teologales significó abandonarse al Espíritu pascual del Señor.
María tuvo fe divina, porque ella es Dios a quien cree y a Dios le muestra fe absoluta, --- hágase en mí tal como has dicho --- San Lucas 1,38 ---, es la fe divina que le viene como un don de Dios. Así es como ella fue capaz de reconocer que es Dios quien hablaba en su corazón. También ella, tuvo en su vida una cercana experiencia de la virtud de la fe, que se basa y se concentra en entender la capacidad salvadora del misterio pascual de su Hijo Jesús. Ella, por encima de cualquier duda y preocupación por Jesús, que mostraron los amigos íntimos del Señor, atesoró en su corazón sus enseñanzas, que eran buenas y ciertas porque venían de Dios.
María tiene fe y acepta la palabra de su Hijo Jesús, la entiende y confía en ella, conoce que su hijo es honesto y veraz, porque su palabra es verdad absoluta y reconoce en su hijo la autoridad para decirla, --- Hagan lo que él les diga --- san Juan 2, 5.
Cuando María va a visitar a su prima Isabel, ella le responde a su saludo: ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor! --- San Lucas 1,45 --- María cree y acepta con fidelidad a Dios, su vida es un camino de fe, la Anunciación es parte de su caminar y peregrinar de la fe, el nacimiento de su hijo en Belén, su huida al exilio a Egipto, su regreso a Nazaret, y como sugiere el Concilio Vaticano II, "la bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz" (Lumen Gentium, 58), allí a los pies de la cruz, es donde María vive íntimamente el misterio pascual de su Hijo. María no solo creyó, sino que supo distinguir cuál era la voluntad de Dios. Por esta fe fue llamada María dichosa por el ángel ---san Lucas, 1,35 ---. Por esa misma fe que Jesús dijo; ¡Felices, pues, los que escuchan la palabra de Dios y la observan! --- san Lucas, 11,28 ---.
María también es una mujer de esperanza, es una virtud que ha vivido en ella. La esperanza es una virtud que María lleva en plenitud, y la ha recibido también como la gracia santificante. María siente en sí, la posesión de Dios. María reconoce en la esperanza el deseo de la vida eterna, su alma tiene la perfecta visión de Dios en el cielo. Es por lo tanto operante en su voluntad. La esperanza que nos da la Virgen María, es la que también nos da la confianza de recibir la gracia necesaria para llegar al cielo, ya que ella nos entrega con su experiencia personal los fundamentos de la esperanza que esta en la omnipotencia de Dios, Su bondad y Su fidelidad a Sus promesas. Así es como la Santísima Madre de Dios, nos motiva conocer la virtud de que la esperanza es necesaria para la salvación.
Con mucha justicia, la Virgen María, representa la esperanza de sus hijos, en especial a los que están sometidos por la injusticia, ---Dio un golpe con todo su poder: deshizo a los soberbios y sus planes. San Lucas 1, 51 --, con mucha fe y gran amor acuden a María los marginados, los humildes, y muchas veces explotados, --- Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes, san Lucas 1,52 ---. La Virgen María, es necesidad y esperanza para los más pobres y que nada tienen, --- Colmó de bienes a los hambrientos, y despidió a los ricos con las manos vacías, san Lucas 1,53 ---
Entonces, tal como los hizo la Virgen María, debemos colaborar plenamente con El. Aunque la esperanza no nos asegure nuestra fidelidad a Dios, si nos asegura la fidelidad de Dios para con nosotros. El ideal de Dios, es que sus hijos sean hombres buenos, el ideal de Maria, es que sus hijos sean buenos y vayan por el mundo haciendo el bien, es por eso que ella se interesa que tengamos esperanza, con la cual se evita hacer un mal con el fin de lograr un bien. La Virgen en su sublime canto, nos enseña que debemos confiar en Dios y que El se ocupará de nosotros en todo momento.
Así como María es para todos nosotros un modelo y una mujer ejemplar en la fe y la esperanza, también lo es en la caridad. En María encontramos un modelo de la caridad al mostrarse como una persona que ama a Dios sobre todas las cosas y lo hace por si mismo y sin ningún interés. El prójimo para María, son los más próximos y estos son sus hijos, y ella ama al prójimo por Dios, en quien cree absolutamente. ¡Dichosa tú por haber creído! , le responde Isabel, y es por que María se basa en la fe divina.
Hay personas que sostienen y algo de verdad hay en esos, que los evangelios no hablan mucho de la Madre de Dios, sin embargo con lo poco que se dice, sabemos y sentimos mucho de cómo era ella. San Lucas dice en 2, 22-23: Asimismo, cuando llegó el día en que, de acuerdo a la Ley de Moisés, debían cumplir el rito de la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor tal como está escrito en la Ley del Señor: María de este modo nos enseña el que el amor personal a Dios exige observar todos los mandamientos, sabiendo que todo lo que el nos manda nace de su amor y todo es bueno.
Así, concluimos como la Virgen María, nos enseña que Dios nos invita a la participación en la vida divina. Su amor quiere levantarnos a una vida digna de los hijos de Dios. María es nuestra gran motivación para abrirnos con el corazón a las virtudes que ella posee, y que a nosotros nos hará muy bien tenerlas, la de la fe, esperanza y caridad, y con ellos sepamos erradicar de nuestro modo de ser y de nuestra vida todo lo que nos separa de Dios y nos lleva a perder nuestra relación de amor con su Corazón.
María santísima, vivió en la fe y de la esperanza, pero por sobre todo de la caridad, por vivir unida al misterio pascual de Jesús, pasó a un amor cada vez más genuinamente caritativo. El amor del Espíritu se hizo en ella hasta tal punto presente, que al final su vida, ella murió de amor. Su misma virginidad no fue otra cosa que amar a Dios en Jesús con un corazón indiviso. Virginidad como experiencia eterna e inmortal de perfecta caridad.
Nosotros, hijos de la buena Madre María, reconocemos en ella una mujer sin mancha, modelo de virtud, y levantamos los ojos hacia ella, la contemplamos y la veneramos y sabemos que participo íntimamente en la historia de la Salvación, y siempre ha estado preocupada de llevarnos a El, hacia su ejemplo de vida y su sacrifico, como también hacia el amor del padre.
Y como mujer amorosa, su lenguaje es suave en nuestros oídos, es de ternura y esperanza, y busca en todas las cosas la divina voluntad de Dios. El interés de María, es siempre el mismo, hacer crecer en nuestros corazones el amor por su hijo, ella en su vida fue ejemplo de afecto materno. Porque María sabe del ideal de Dios que sus hijos sean buenos como lo fue Jesucristo.
Por eso quiero insistir en este segundo capitulo, que el lenguaje de María es de amor por el Padre, por su Hijo y por todos, llenos de fe, esperanza y caridad, fundamentos básicos para no hacer creíbles los términos de aquellos que viven en la soberbia y buscan hacerla cómplice de mensajes nacido de su creatividad.
María, en todo es amor.
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JOLABE