"Todos nosotros necesitamos de la luz interior para superar las
pruebas de la vida. Esta luz viene de Dios, y es Cristo quien nos la da".
De esta manera Benedicto XVI comentó en el Ángelus el Evangelio de este segundo
domingo de Cuaresma. El misterio de la transfiguración, explicó el Papa, no se
desprende del contexto del camino que Jesús esta recorriendo. Después de la
experiencia del desierto, el Hijo de Dios nos invita a subir a la montaña para
revelar su gloria divina, esplendor de Verdad y de Amor. "Dios es luz,
aclaró el Pontífice, e invitó a todos a no avergonzarse de ser cristianos,
Jesús quiere donar a sus amigos más íntimos la experiencia de esta luz, que
habita en Él.”