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sábado, 28 de julio de 2012

LIBROS PROTOCANÓNICOS 2 - Esther

EL LIBRO DE ESTHER

El libro de Esther contiene una de las más emocionantes escenas de la Historia Sagrada. Habiendo el rey Asuero (Jerjes) repudiado a la reina Vasti, la judía Ester vino a ser su esposa y reina de Persia.

Ella, confiada en Dios y sobreponiéndose a su debilidad, intercedió por su pueblo cuando el primer ministro Amán concibió el proyecto de exterminar a todos los judíos, comenzando por Mardoqueo, padre adoptivo de Esther. En un banquete, Esther descubrió al rey su nacionalidad hebrea y pidió protección para sí y para los suyos contra su perseguidor Amán. El rey concedió lo pedido: Amán fue colgado en el mismo patíbulo que había preparado para Mardoqueo, y el pueblo judío fue autorizado a vengarse de sus enemigos el mismo día en que según el edicto de Amán, debía ser aniquilado en el reino de los persas. En memoria de este feliz acontecimiento los judíos instituyeron la fiesta de Purim (Fiesta de las Suertes).

El libro de Esther , lo mismo que el de Judit, cuenta cómo el Pueblo judío fue liberado de sus enemigos gracias a la intervención de una mujer. Este relato es anterior a la guerra de los Macabeos, ya que en ese tiempo los judíos de Palestina celebraban el "día llamado de Mardoqueo" (2 Mac. 15. 36), lo cual supone que conocían la historia de Esther y posiblemente el Libro mismo. Es probable que la obra haya sido escrita a fines de la época persa o a comienzos del período griego, es decir, entre los siglos IV y III a. C.

LIBROS PROTOCANÓNICOS 1 - Isaías


EL PROFETA ISAÍAS

Iniciamos aquí un estudio crítico sobre algunos Libros y Personajes de la Biblia. Comenzamos por el Antiguo Testamento y el Libro de Isaías.


Nacido en Jerusalén hacia el 760 a. C., Isaías vivió en los reinados de Ozías, Yotam, Ajaz y Ezequías, fue llamado a su misión profética en "el año de la muerte del rey Ozías", y tomó parte durante 40 años en todo lo ocurrido en la ciudad hasta que fue sitiada (701).

Es el San Pablo del Antiguo Testamento. Aconseja, amenaza y señala nuevos horizontes. No poseemos información segura con respecto a su muerte. De acuerdo con la tradición, fue martirizado por Manasés, asesino de diversos profetas: el rey (según el libro apócrifo Ascensión de Isaías) quien lo habría aserrado por la mitad, por haber comparado a Jerusalén con Sodoma y Gomorra.

Isaías es un hombre decidido, de acción. Maldice a los poderosos, se mofa de ellos y les amenaza, incluso al mayordomo de palacio, Sebná. No tolera la pretenciosa imitación de las costumbres egipcias ni los gastos superfluos que recaen sobre el pueblo que pasa por dificultades económicas. Acusa a las autoridades de haber causado la degeneración social de la ciudad, arremete contra las mujeres que buscan el lujo y que están destinadas a transformarse en objeto de cruel placer por parte del invasor, defiende con fuerza a los pobres y al pueblo explotado por los gobernantes. Quizás parezca insensible si lo comparamos con la emotividad y la frescura de sentimientos de Jeremías, pero posee en cambio un control absoluto de sus propias reacciones y pasiones.

II.- ORACIÓN

Orar es dialogar con Dios, pero para conversar con él necesitamos escucharlo. Dios nos habla de manera especial a través de su palabra. Es escuchándolo como recibimos su amor misericordioso, su llamado a vivir cerca de él y su invitación a colaborar en la misión de Jesús. Su palabra nos da a conocer sus designios maravillosos para nosotros y nos ayuda a descubrir el sentido de nuestra vida.

La otra parte de la oración es nuestra respuesta a Dios, la cual no se da sólo en los momentos en que oramos, sino que se extiende a la vida entera. De esta manera nuestras actividades diarias se convierten también en oración. Para vivir en unión con Dios necesitamos orar tanto individualmente como en comunidad. La oración personal nos permite dialogar íntimamente con nuestro Creador, estrechar nuestra relación con Jesús y gozar con la acción del Espíritu Santo en nosotros. La oración comunitaria refuerza nuestra fe, nos ayuda a dejarnos guiar por la palabra de Dios, nos exige autenticidad ante nuestros hermanos, nos une con la comunidad eclesial en todo el mundo y con la iglesia triunfante que ya goza de la eternidad de Dios.

PREPARACIÓN PARA ORAR CON LA PALABRA DE DIOS

Leer la Biblia no es como la lectura de cualquier otro libro. La disposición que tengas y la actitud que asumas son vitales cuando lees la Sagrada Escritura. Al orar con la Biblia compartirás la experiencia de muchos hombres y mujeres a través de los tiempos. Entrarás en ese gran cuadro donde muchos han trazado su propia obra de arte al haberse encontrado con Dios, un Dios vivo que ama, que opta por cada uno de nosotros y que nos llama a ser constructores de su reino, profetas de esperanza. Por eso necesitamos pensar seriamente en nuestra actitud en el momento de embarcarnos en la gran aventura del diálogo con Dios por medio de la Sagrada Escritura.