Señor Jesús:
Tu vives. Sabemos que estás vivo y estamos alegres. No lo podemos callar: ¡Has resucitado! No lo podemos callar: ¡Has resucitado! Tu viniste a mostrarnos el amor del Padre Dios venciendo a la muerte. Venciste a las tinieblas, a la mentira, al odio. Tu venciste al miedo. Y triunfaste sobre el egoísmo de los poderosos. Tu victoria es también nuestra victoria. Tu has resucitado, y con contigo cada cristiano lo podemos lograr en virtud de tu resurrección.
Señor resucitado:
Enséñanos, a descubrirte, para ser un instrumento de tu amor, enséñanos a buscar las cosas de arriba y a gozar de tu presencia a lo largo del día. Transfórmanos, como a los primeros discípulos, en un apóstol convencido de tu resurrección, capaces de darlo todo por Ti.