Estamos celebrando el año de la fe. Fue convocado por Benedicto XVI para conmemorar el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II. Se inició el 12 de Octubre de 2012 y se clausurará el 24 de Noviembre, en la festividad de Cristo Rey.
En este año hemos reflexionado sobre nuestra fe cristiana. Y lo más importante, hemos procurado que ilumine nuestras vidas. Hoy recojo este bello soneto donde nos habla su autor de las angustias, agonías, penas y lágrimas que a veces nos agobian. Pero, hay una apertura del corazón a Dios. Nuestra fe en Dios Padre, revelado en Jesucristo y presente por el Espíritu Santo, nos trae una bocanada de aire fresco que cura todas nuestras heridas. La fe abre horizontes infinitos al corazón humano:
Danos tu luz, Señor, para esta pena,
corta de tu jardín tanta agonía,
que el corazón del hombre ciega y llena.
Aniquila, Señor, corta, cercena
esta angustia del hombre, esta porfía;
danos, Señor, tu corazón por guía,
tu sangre que enamora y enajena.
Mas si el sufrir, Señor, es merecido,
no nos quites ni el llanto ni el lamento,
no nos quites ni el llanto ni el lamento,
ni el amoroso corazón herido.
Pero, danos también como sustento
tu corazón, tu vida, tu latido,
tu divino calor por alimento.
(Rafael Morales 1919-2005)
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JOLABE