En la llamada Semana Mayor, Semana Santa, hemos celebrado y actualizado los momentos culminantes de la vida de Jesús de Nazaret: PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN.
Semana en la que recordamos que Jesús da la prueba de AMOR más grande. Y esta prueba alcanza su plenitud en que Él da y entrega su vida por nosotros: "Yo doy mi vida...Nadie me la quita. Yo la doy voluntariamente" (Jn. 10, 16-18).
La victoria del Resucitado es la victoria del AMOR, del PERDÓN, de la MISERICORDIA y de la RECONCILIACIÓN entre Dios y la humanidad en la persona de Cristo, su Hijo. Donde hay AMOR, hay entrega y donación. Amar es darse, donarse y entregarse. Por ello la Semana Santa, que ahora termina, el Misterio Pascual, es la victoria del AMOR y de la vida sobre el desamor, el odio, la muerte, el pecado y el mal que es la negación de Dios. y por tanto de la auténtica y verdadera dignidad del ser humano, imagen y semejanza de Dios, que en Cristo crucificado y Resucitado es restaurada y renovada.
Que vivamos la Vigilia Pascual en que celebramos el triunfo del crucificado al resucitar glorioso. Que nuestra vida sea cada día más santa, es decir, más conforme con la vida y el mensaje de Jesús...
FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN, que culminará en la cincuentena Pascual, y que será un nuevo PENTECOSTÉS...
(De la homilía de D. Diego Capado Quintana, Párroco de la Concepción en Huelva)
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JOLABE