Estamos inmersos en Agosto y,
aparte de sentir el calor propio del verano, empezamos a sentir el calor de
nuestra Madre la Señora del Valle que, con sus sones de campanilleros, nos
recuerda la cita que tenemos con Ella todos los hijos de este su pueblo de La
Palma. Se acerca la hora de cumplir, un año más, con aquél voto solemne de nuestros
antepasados realizado en aquellos terribles años del cólera que azotaba nuestro
pueblo.