CONVERSACIONES
CON DIOS PADRE...
Una
mañana temprano, me levanté para observar la salida del sol. ¡Es asombroso… la
belleza de la creación de Dios va mucho más allá que cualquier descripción!
Mientras
observaba el paisaje, alababa a Dios por la belleza de su obra, y allí sentado
sentí la presencia del Señor. Entonces, Él me preguntó:
-
- ¿Me
amas?
Yo
contesté:
- - ¡Por
supuesto, Dios mío… Tú eres mi Señor y Salvador!
Entonces
me preguntó:
- - Si
estuvieras físicamente incapacitado, ¿aún me amarías?
Me
quedé sorprendido, bajé la mirada,
me quedé un instante en silencio y contesté:
- - Sería
difícil, Señor, pero sí, aún así te amaría.
Entonces
el Señor me dijo:
- - Si
estuvieras ciego, ¿amarías mi creación?
¡Cómo
podría amar algo sin poder verlo! Entonces pensé en las personas ciegas que
aman a Dios y a su creación. Así que contesté:
- - Es
difícil, pero aún así te amaría.
El
Señor, entonces, me preguntó:
- - Si
fueses sordo, ¿oirías mi Palabra?
¿Cómo
podría oír algo siendo sordo? Entonces comprendí. Escuchar la Palabra de Dios
no sólo es usar nuestros oídos, sino también nuestro corazón. Contesté:
- - Sería
difícil, pero aún así oiría tu Palabra.
El
Señor, entonces, me preguntó:
- .- Si
estuvieses mudo, ¿alabarías mi Nombre?
Pero,
¿cómo puedo alabar sin voz? Entonces pensé que Dios desea que le cantemos desde
nuestro corazón y que de todas maneras, alabar es más que cantar. Entonces
contesté:
- - Aunque
estuviera mudo, alabaría tu Nombre.
Y
el Señor volvió a preguntarme:
- - ¿En
realidad me amas?
Con
valor y profunda convicción, le contesté:
- - ¡Sí
Señor!, ¡te amo porque Tú eres mi Dios único y verdadero!
Pensé
que había contestado correctamente, pero Dios me dijo:
- - Entonces,
¿por qué pecas?
Contesté:
- - Porque
soy un ser humano y no soy perfecto.
- - ¿Y
por qué cuando las cosas te van bien, te alejas de mí? ¿Por qué sólo en tiempos
de angustia rezas sinceramente?
No
hubo respuesta…Sólo lágrimas.
El
Señor continuó:
- - ¿Por
qué solamente cantas en la Iglesia? ¿Por qué sólo me buscas en momentos de
necesidad? ¿Por qué me pides cosas de modo tan egoísta? ¿Por qué pides sin
tener fe?
Las
lágrimas continuaron rodando sobre mis mejillas.
- - ¿Por
qué te avergüenzas de mí? ¿Por qué no compartes las buenas nuevas? ¿Por qué en
tiempos difíciles, lloras con otros cuando yo te ofrezco mi hombro para que lo
hagas? ¿Por qué pones pretextos cuando te doy la oportunidad de servir a los
demás en mi Nombre?
Intesté
contestar, pero no hubo respuesta posible que dar.
- - Eres
bendecido con la vida… No te hice para que desperdiciaras este regalo. Te he
bendecido con talentos para servirme, pero continúas dándome la espalda. Te he
revelado mi Palabra, pero no sabes sacar provecho de ella. Te he hablado, pero
tus oídos estaban cerrados. Te he mostrado mis bendiciones, pero tus ojos nunca
las vieron. He oído tus oraciones y las he contestado todas… ¿En verdad me
amas?
No
podía contestar. ¿Cómo podría hacerlo? Estaba muy apenado… no tenía excusa.
¿Qué podía decir?
Cuando
mi corazón hubo llorado y las lágrimas habían regado mi cara, dije:
- - ¡Por
favor, perdóname Señor! ¡Soy indigno de ser tu hijo!
El
Señor contestó:
- - Nadie
es indigno, esa es mi Gracia, hijo.
- - Entonces,
¿por qué continúas perdonándome? ¿Por qué me amas tanto?
El
Señor contestó:
- - Porque
tú eres mi creación. Tú eres mi hijo. Nunca te abandonaré…
Cuando llores, tendré
compasión y lloraré contigo. Cuando estés gozoso, me alegraré contigo. Cuando
estés deprimido, te animaré. Y cuando caigas, te levantaré. Cuando te sientas
cansado, te llevaré sobre mis hombros. Estaré contigo hasta el fin de los días
y te amaré por siempre…
Nunca
antes había llorado como en ese instante. ¡Cómo pude haber sido tan frío! ¡Cómo pude lastimar a Dios con todo lo que le
hice! Entonces, yo le pregunté a Dios:
- - ¿Cuánto
me amas?
El
Señor me estrechó entre sus brazos, y pude sentir como nunca antes su
AMOR, su
GRACIA y su MISERICORDIA…
·
Reflexión: ¿Cuántas veces has hablado tú con
Dios?
Y
tú, ¿en verdad le amas?
è Amigo/a:
Que el Señor te bendiga, todos los días de tu vida…
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JOLABE