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jueves, 30 de noviembre de 2017

8 DE DICIEMBRE, FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA

Desde el 29 de Noviembre al 8 de Diciembre, se viene celebrando en nuestra Iglesia Parroquial de San Juan Bautista de La Palma del Condado, la Solemne Novena en honor de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, en la que participan, como cada año, todas y cada una de las Hermandades de penitencia y de gloria de nuestra ciudad.


La Inmaculada Concepción de María es el Dogma de Fe que declara que por una gracia singular de Dios, María fue preservada de todo pecado, desde su concepción. Sabemos que esta doctrina es de origen apostólico, aunque el Dogma fue proclamado por el Papa Pío IX el 8 de Diciembre de 1854 en su Bula “Ineffabilis Deus”…”declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles…”


La Madre de Cristo debía ser perfectamente santa desde su concepción. Ella desde el principio recibió la gracia y la fuerza para evitar el influjo del pecado y responder con todo su ser a la voluntad de Dios. La concepción es el momento en el cual Dios crea el alma y la infunde en la materia orgánica procedente de los padres. La concepción es el momento en que comienza la vida humana.

Cuando hablamos del Dogma de la Inmaculada Concepción no nos referimos a la concepción de Jesús quien, claro está, también fue concebido si pecado. El Dogma declara que María quedó preservada de toda carencia de gracia santificante desde que fue concebida en el vientre de su madre Santa Ana. Es decir María es la “llena de gracia” desde su concepción.
La Encíclica “Fulgens corona”, publicada por el Papa Pío XII en 1953 para conmemorar el centenario del Dogma, dice así… “Si en un momento determinado la Virgen María hubiera quedado privada de la gracia divina, por haber sido contaminada en su concepción por la mancha hereditaria del pecado, entre ella y la serpiente no habría la enemistad eterna de la que se habla desde la Tradición primitiva hasta la solemne definición de la Inmaculada Concepción, sino más bien cierta servidumbre”.  

 La Biblia no menciona explícitamente el Dogma de la Inmaculada Concepción, como tampoco menciona muchas otras doctrinas que la Iglesia recibió de los Apóstoles. Pero la Inmaculada Concepción se deduce de la Biblia cuando ésta se interpreta correctamente a la luz de la Tradición Apostólica. El primer pasaje que contiene la promesa de la redención (Gen. 3, 15) menciona a la Madre del Redentor. Es el llamado Proto-evangelium, donde Dios declara la enemistad entre la serpiente y la mujer. Cristo, la semilla de la mujer (María) aplastará la cabeza de la serpiente. Ella será exaltada a la gracia santificante que el hombre había perdido por el pecado. Sólo el hecho de que María se mantuvo en estado de gracia puede explicar que continúe la enemistad entre ella y la serpiente.


El Proto-evangelium, por lo tanto, contiene una promesa directa de que vendrá un redentor. Junto a Él se manifestará: La preservación perfecta de todo pecado de su Madre Virginal. En Lucas 1:28 el ángel Gabriel enviado por Dios le dice a la Santísima Virgen María: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Las palabras en español “llena de gracia” no hace justicia al texto griego original que es “kecharitomene” y significa una singular abundancia de gracia, un estado sobrenatural del alma en unión con Dios. Aunque este pasaje no prueba la Inmaculada Concepción de María, ciertamente lo sugiere.

El Apocalipsis narra sobre “la mujer vestida de sol” (Ap. 12,1). Ella representa la santidad de la Iglesia, que se realiza plenamente en la Santísima Virgen, en virtud de una gracia singular. Ella es toda esplendor porque no hay en ella mancha alguna de pecado. Lleva el reflejo del esplendor divino, y aparece como signo grandioso de la relación esponsal de Dios con su pueblo.


El franciscano Juan Duns Escoto, a principios del siglo XIV, inspirado en algunos teólogos del siglo XII y por el mismo San Francisco, sostuvo que Cristo, el mediador perfecto, realizó precisamente en María el acto de mediación más excelso: “Cristo la redimió preservándola del pecado original. Se trata de una redención aún más admirable: No por liberación del pecado, sino por preservación del pecado”. “Razón: La maternidad divina. Dios quiso prepararse un lugar puro donde su Hijo se encarnara”.

 El Dogma de la Inmaculada Concepción pone de relieve los efectos de la gracia redentora de Cristo en la naturaleza humana. Todas las virtudes y las gracias  de María Santísima las recibe de su Hijo. A María, la primera redimida por Cristo, que tuvo el privilegio de no quedar sometida ni siquiera por un instante al poder del mal y del pecado, miran los cristianos como al modelo perfecto y a la imagen de la santidad que están llamados a alcanzar, con la ayuda de la gracia del Señor, en su vida. Después que el Papa Sixto IV aprobara, en 1477, la Misa de la Concepción, esa doctrina fue cada vez más aceptada en las escuelas teológicas y en toda la Iglesia de Occidente.


La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María tiene un par de mensajes para nosotros:
1.- Nos llama a la purificación. Ser puros para que Jesús resida en nosotros.
2.- Nos llama a la consagración al Corazón Inmaculado de María, lugar seguro para alcanzar conocimiento perfecto de Cristo y camino seguro para ser llenos del Espíritu Santo.



(Fuente consultada: Espiritualidad católica. Siembra Amor).




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JOLABE