“San José: un hombre justo, respetuoso de la ley, un
trabajador, humilde, enamorado de María”.
Aunque
San José nunca dijo una sola palabra en las Escrituras, su silencioso ejemplo
de fidelidad, obediencia y cuidado para con la Sagrada Familia durante los años
de formación de Jesús, hizo de él uno de los santos más queridos del
cristianismo.
Se estima que la devoción al padre adoptivo de Jesús
comenzó entre los siglos III y IV. Pero, según el libro de oración Pietá,
hay una oración a San José que data del año 50:
“Esta oración fue
encontrada en el año 50 de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo. En 1505, fue
enviada por el Papa al emperador Carlos, cuando él estaba yendo a la batalla. Quien lea esta oración, la escuche o la guarde consigo nunca morirá de
muerte repentina ni se ahogará, ni le afectará el veneno o caerá en las manos
del enemigo, ni será quemado en cualquier fuego o derrotado en la batalla. Reza
esta oración durante nueve mañanas por cualquier intención. Ella es
conocida por no fallar nunca”. (Libro de LA PIETÁ).
“Cuando tengo
un problema, lo pongo debajo de la imagen de San José para que lo arregle”. Lo
decía el Santo Padre el 16 de enero de 2015 durante su viaje apostólico a
Filipinas, mientras celebraba un encuentro con las familias en el Palacio de
Deportes de Manila.
“José escuchó
al ángel del Señor y respondió a la llamada de Dios para cuidar de Jesús y
María. De esta manera, cumplió su papel en el plan de Dios, y llegó a ser una
bendición, no sólo para la Sagrada Familia, sino para toda la humanidad. Con
María, José sirvió de modelo para el niño Jesús, mientras crecía en sabiduría,
edad y gracia”.
Esta
es su Oración:
“Oh san José, cuya protección es tan grande,
tan fuerte y tan inmediata ante el trono de Dios, a ti confío todas mis
intenciones y deseos.
Ayúdame, San José, con tu poderosa intercesión,
a obtener todas las bendiciones espirituales por intercesión de tu Hijo
adoptivo, Jesucristo Nuestro Señor, de modo que, al confiarme, aquí en la
tierra, a tu poder celestial, Te tribute mi agradecimiento y homenaje.
Oh San José, yo nunca me canso de contemplarte
con Jesús adormecido en tus brazos. No me atrevo a acercarme cuando Él
descansa junto a tu corazón. Abrázale en mi nombre, besa por mí su
delicado rostro y pídele que me devuelva ese beso cuando yo exhale mi último suspiro.
¡San José, patrono de las almas que parten,
ruega por mí! Amén”.
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Recuerda:
Dios siempre atiende nuestras oraciones. Pero nosotros no siempre esperamos las
respuestas que recibimos.
MUCHAS
FELICIDADES a todos y a todas las personas que celebran hoy la Festividad de
San José, en el día de su Onomástica, aunque recluidos en casa a causa de la
penosa epidemia de coronavirus que azota a todo el mundo, pero unidos por la FE.
Que Dios nos
proteja a todos…Ese es nuestro deseo, de todo corazón…
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JOSÉ LAGARES