REFLEXIONES ANTE NUESTRO BELÉN FAMILIAR
2020
A pesar de las dificultades sanitarias que padece la humanidad en nuestros días, como cada año en nuestro hogar acostumbramos a montar tradicionalmente un pequeño y sencillo Belén con mucho cariño, paciencia y amor. La Navidad tiene como centro el nacimiento del Niño Dios en el Portal de Belén. Es decir, Dios que se hace hombre. Vale la pena no olvidar que la Virgen Santísima es partícipe muy activa de este regalo, que se llama Encarnación. Navidad es poder observar a un Dios enamorado de la humanidad para salvarla, sin importarle la oscuridad en que viven algunas personas.
Es importante cultivar, en este tiempo, la alegría para que tengamos siempre la paz. La brillante estrella para que llenemos de colores la vida. Los ojos para que podamos ver la llegada del Niño Dios. La caridad para que no cansarse en ayudar a los más pobres. Los brazos para que, abiertos, abracemos a todos. La humildad para poder contemplar la llegada del Salvador. La mula y el buey para saber que todo lo sencillo es importante. Las ovejas para aprender a seguir al Buen Pastor. La serenidad para saber esperar con paciencia. La valentía para saber cambiar todo lo que no nos conviene.
Los Ángeles van a enseñarnos a ser
mensajeros de Buenas Nuevas. Los Villancicos son como el sonido de alegría
navideña. El pesebre nos anima y nos empuja a alimentar el amor entre los
miembros de nuestra familia. El perdón, para que aprendamos a respetar la
opinión de cada uno y los Reyes, para que nos enseñen a gobernar con sabiduría
nuestro sencillo hogar familiar.
Este es nuestro sencillo Belén familiar, en el que descubrimos que No hay mejor regalo que el amor de Dios.
FELIZ NAVIDAD PARA TODOS, en este año tan difícil que nos ha tocado vivir…
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JOSÉ LAGARES
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