Por
primera vez, tenemos una Biblia en español para todas las actividades
oficiales de la Iglesia. Es un acontecimiento histórico. A partir de
ahora será exactamente la misma traducción del texto bíblico la que se
proclame en la celebración de la misa y de los demás sacramentos; la que
se cite en los catecismos y las publicaciones eclesiales; la que las
comunidades y los grupos podrán usar para preparar las celebraciones
litúrgicas o para el estudio y la meditación de la Biblia; la que cada
persona y cada familia podrá tener en casa para esos mismos fines; la
que ayudará a los profesores de religión a conectar mejor sus clases con
el resto de la vida de la Iglesia, etc. Usando las mismas palabras en
todos esos ámbitos, resultará más fácil conservar la Palabra de Dios en
la memoria y meditarla en el corazón.
En
los últimos decenios se han multiplicado las traducciones de la Biblia.
Es una buena señal: la Sagrada Escritura ha sido más leída y ha estado
más presente en la vida de la Iglesia. Ojalá se sigan haciendo buenos
trabajos en este campo. La Versión oficial de la Conferencia Episcopal
que hoy presentamos no excluye otras traducciones. Las que cuenten con
la calidad y la aprobación debida podrán seguir siendo utilizadas,
naturalmente. Pero ahora, por fin, contamos con una traducción de
referencia para las actividades más específicas de la misión de la
Iglesia.