ORAR CON LAS BIENAVENTURANZAS (I)
La propuesta de Jesús se recoge en las Bienaventuranzas. Suponen todo un estilo de vida que no es fácil de conseguir, a no ser que vaya creciendo nuestra confianza en Él y que vayamos experimentando la felicidad que va suponiendo en nuestra vida real el practicarlas. Por ello, nos conviene dedicar un tiempo a rezarlas.
Las bienaventuranzas suponen demasiado contenido como para reducirlas a una semana de oración. Por ello, le dedicaremos dos.
Las bienaventuranzas son el resumen de la vida y propuesta de Jesús. Ahí está en unas pocas frases lo que te propone Jesús: la felicidad misma. ¿Qué no terminas de creer que por ahí va la felicidad? ¿Y en qué se basa la felicidad: en el dinero, en la familia, en los amigos, en el disfrutar momentáneo,...? Piensa con Jesús en dónde pones la felicidad. Coméntale qué te gustaría ser, hacer o tener para ser feliz. Y deja que él te hable.
1.- Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
¿Felices los pobres? Felices los que saben que la felicidad no está en las propias manos, los que descubren que sólo en Dios pueden encontrar la felicidad definitiva, los que pueden prescindir de cualquier cosa porque el descubrirse como hijos de Dios les basta, los que pueden amar sin límites porque nada temen, los que no están atados a nada, los que se fían sin límites... ¿O no te suena el texto de Mateo 6, 25-33?