Solemnidad de Todos los Santos (1 de noviembre) y DE los fieles difuntos (2 de noviembre)
Para comprender el significado de la Solemnidad de Todos los Santos y la Conmemoración de los Difuntos, hay que saber que existen tres estados en la Iglesia:
1- La iglesia peregrina en la tierra. En ella estamos nosotros hasta el día de nuestra muerte.
2- La iglesia purgante (en el purgatorio), la componen los difuntos que necesitan aún purificación antes de entrar en el Cielo. Por ellos oramos el Día de los Difuntos, el 2 de Noviembre, para que pronto vayan al cielo.
3- La iglesia triunfante, ya glorificada en el cielo. A ellos, los Santos, les
honramos el 1 de Noviembre.
La Solemnidad de Todos los Santos como la Conmemoración de los Difuntos, son dos celebraciones que recogen en sí, de un modo especial, la fe en la la vida eterna. Y aunque estos dos días nos ponen delante de los ojos lo ineludible de la muerte, dan, al mismo tiempo, un testimonio de la vida.
El hombre, que según la
ley de la naturaleza está "condenado a la muerte", que vive con la
perspectiva de la destrucción de su cuerpo, vive, al mismo tiempo, con la
mirada puesta en la vida futura y como llamado a la gloria.
La Solemnidad de Todos
los Santos pone ante los ojos de nuestra fe a todos aquellos que han alcanzado
la plenitud de su llamada a la unión con Dios. El día que conmemora los
Difuntos hace converger nuestros pensamientos hacia aquellos que, dejado este
mundo, esperan alcanzar en la expiación la plenitud de amor que pide la unión
con Dios.
Se trata de dos días grandes para la Iglesia que, de algún modo, "prolonga su vida" en sus santos y también en todos aquellos que por medio del servicio a la verdad y el amor se están preparando a esta vida.
Por esto
la Iglesia, en los primeros días de noviembre, se une de modo particular a su
Redentor que, por medio de su muerte y resurrección, nos ha introducido en la
realidad misma de esta vida.
(Texto de S. Juan Pablo
II)
Por los que amamos...
“No llores si me amas... Si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo... Si pudieras oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos... Si por un instante pudieras contemplar como yo la belleza ante la cual las bellezas palidecen... Créeme.
Cuando llegue el día que Dios ha fijado y conoce, y tu alma venga a este cielo en el que te ha precedido la mía... Ese día volverás a verme... Sentirás que te sigo amando, que te amé y encontrarás mi corazón con todas sus ternuras purificadas. Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis, feliz... Ya no esperando la muerte, sino avanzando contigo, que te llevaré de la mano por los senderos nuevos de luz y de vida. Enjuga tu llanto y no llores si me Amas”.
(Texto de San Agustín)
Oración del Papa Francisco por los difuntos
Dios de
infinita misericordia,
confiamos a tu inmensa bondad
a cuantos han dejado este mundo para la eternidad,
donde tú esperas a toda la humanidad,
redimida por la sangre preciosa de Jesucristo,
muerto en rescate por nuestros pecados.
No mires, Señor,
tantas pobrezas, miserias y debilidades humanas
con las que nos presentaremos ante el tribunal
para ser juzgados para la felicidad o la condena.
Míranos con la mirada piadosa
que nace de la ternura de tu corazón,
y ayúdanos a caminar en el camino de una completa purificación.
Que ninguno de tus hijos se pierda en el fuego eterno,
donde ya no puede haber arrepentimiento.
y de las personas que han muerto sin el consuelo sacramental
o no han tenido manera de arrepentirse
ni siquiera al final de su vida.
Que nadie tenga el temor de encontrarte
después de la peregrinación terrenal,
en la esperanza de ser acogidos
en los brazos de la infinita misericordia.
La hermana muerte corporal
nos encuentre vigilantes en la oración
y llenos de todo bien,
recogido en nuestra breve o larga existencia.
Señor, que nada nos aleje de ti en esta tierra,
sino que en todo nos sostengas
en el ardiente deseo de reposar serena y eternamente.
Amén.
Frase de San Agustín
“Una flor sobre su
tumba se marchita.
Una lágrima sobre su recuerdo se evapora.
Una oración por su alma, la recibe Dios”.
(Página consultada, con nuestro agradecimiento: Web católico de Javier)
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JOSÉ LAGARES