miércoles, 18 de enero de 2012

7 SACRAMENTOS

Sacramento es un signo sensible y palpable, eficaz de la gracia, instituido por Cristo para la salvación del hombre. Es un signo sagrado (sacra-mento).
Los sacramentos de la Nueva Ley son siete, y son de tres clases: 
  • De iniciación cristiana: el Bautismo, Confirmación, y Eucaristía.
  • De curación: Penitencia y Unción de Enfermos.
  • Al servicio de la comunidad: el Orden sacerdotal y Matrimonio.
Los siete sacramentos corresponden a todas las etapas y momentos importantes de la vida del cristiano: dan nacimiento y crecimiento, curación y misión a la vida de fe de los cristianos. (Cfr. CEC 1210-1211)


¿Por qué son 7 sacramentos? El número 7 en la Biblia es sinónimo de plenitud y perfección.
Todos los sacramentos tienen 4 elementos básicos que son: materia, forma, ministro y sujeto.
De los 7 Sacramentos, los tres primeros que recibimos son: Bautismo, Eucaristía y Confirmación. A éstos les llamamos Sacramentos de la Iniciación Cristiana.

Los Sacramentos de sanación son: Penitencia y Unción de enfermos.
Y los Sacramentos al servicio de la comunidad: Orden Sacerdotal y Matrimonio.
  • Materia: Objeto o gesto exterior visible y palpable. Ej. Agua en el Bautismo.
  • Forma: son las palabras o rito que pronuncia o dice el ministro del sacramento.
  • Ministro: el que confiere o administra dicho sacramento. Este ministro tiene que ser legítimo para que Cristo actúe en él.
  • Sujeto: Es la persona idónea que recibe el sacramento. Para la Eucaristía, Confirmación y el Orden Sacerdotal se debe estar en estado de gracia para poder recibirlos. 
1.- El sacramento del Bautismo:
Significado etimológico: "bautismos" (griego) = inmergir o sumergir. El bautismo es el sacramento por el cual el hombre nace a la intimidad con Dios, a la vida de la gracia divina, mediante la purificación y la ablución (lavatorio) del agua y la invocación a la Santísima Trinidad.
Entre los sacramentos, ocupa el primer lugar porque es el fundamento de toda la vida cristiana, y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado original y adoptados como hijos de Dios, y llegamos a ser incorporados a la Iglesia como miembros
  • Materia: Agua (H2O)
  • Forma: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.”(El pueblo de Dios, responde… Amén).
  • Ministro: Obispo, sacerdote (presbítero), diácono y en caso de emergencia cualquier cristiano siempre que use la forma adecuada.
  • Sujeto: quien recibe el sacramento.
2.- El sacramento de la Confirmación:
Sacramento por el cual recibimos la plenitud el Espíritu Santo. La confirmación es el sacramento
que da el Espíritu Santo para enraizarnos más profundamente en la filiación divina, incorporarnos más firmemente a Cristo, hacer más sólido nuestro vínculo con la Iglesia, asociarnos todavía más a su misión y ayudarnos a dar testimonio de la fe cristiana por la palabra acompañada de las obras (CEC 1316).
Lo mismo que al soldado se le dan las armas que debe llevar en la batalla, así al confirmado se le signa con la señal de la cruz en la frente, para significar que el arma con que ha de luchar es la cruz, llevada no sólo en su mano o sobre su pecho, sino sobre todo en su propia vida y conducta
Se debe recibir el sacramento de la Confirmación antes de ser admitidos en el Matrimonio.
  • Materia: la unción del Santo Crisma en la frente y la imposición de las manos.
  • Forma: “Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo”.
  • Ministro: Obispo (ministro ordinario), también un presbítero dotado de la facultad por derecho común o con el permiso del obispo.
  • Sujeto: Cualquier cristiano (bautizado) en estado de gracia antes de recibirlo.
3.- El sacramento de la Eucaristía
Sacramento por el cual recibimos el cuerpo, la sangre, alma y la divinidad de Cristo. La Eucaristía es el sacramento en el cual, bajo las especies de pan y vino, Jesucristo se halla verdadera, real y sustancialmente presente, con su cuerpo, su sangre, su alma y su divinidad.
Es, por eso, el más sublime de los sacramentos, de donde manan y hacia el que convergen todos los demás, centro de la vida litúrgica, expresión y alimento de la comunión cristiana.
Para comulgar se necesita que el alma esté en gracia de Dios, o sea libre de pecado mortal. De no ser así, es necesario acudir a la confesión antes de recibir el Cuerpo de Cristo.
Los efectos que la recepción de la Eucaristía produce en el alma, son los siguientes:

*Aumento de la gracia santificante.
*Gracia sacramental específica.
*Perdón de los pecados veniales.
*Prenda de vida eterna.

De acuerdo a las palabras de Cristo en Cafarnaún, la Eucaristía constituye un adelanto de la bienaventuranza celestial y de la futura resurrección del cuerpo: «El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día» (Jn. 6, 54).
  • Materia: pan de trigo ácimo (sin levadura) y el vino de uva.
  • Forma: La palabras que usó Cristo el Jueves Santo para entregar su cuerpo y su sangre a la Iglesia (apóstoles) tal como se ha conservado en el Canon de la Misa. (Mateo 26, 26).
  • Ministro: Obispo o el sacerdote.
  • Sujeto: Toda persona bautizada y en estado de gracia.
 4.- El sacramento de la Penitencia y de la Reconciliación:
Sacramento por el cual se nos perdonan los pecados cometidos después del Bautismo. Hemos de realizar cinco pasos básicos para prepararnos para recibir este sacramento. Se le conoce también como Confesión, Reconciliación, del Perdón y muchos teólogos le llaman Sacramento del Amor porque nos hace reencontrar el amor de Dios del cual nos habíamos alejado.
  1. Exámen de Conciencia – hemos de examinar nuestra conciencia (en el silencio) ante la presencia de Dios, sobre los pecados que hayamos cometidos.
  2. Arrepentimiento – Sentir verdadero dolor remordimiento en nuestra alma y nuestro ser sobre los pecados (pensamientos, palabras, obras y omisión) teniendo en cuenta que hemos ofendido a Dios y a nuestro(s) hermano(s).
  3. Propósito de enmienda (de no volver a pecar) – Si Dios es amor como hemos de seguir ofendiendo a quien es Amor Infinito. Somos creados a imagen y semejanza de Dios como hemos de ofender a nuestros hermanos que son imagen y semejanza de Dios.
  4. Decir los pecados al confesor – después de examinar la conciencia y hacer nuestro propósito de enmienda debemos decirles todos los pecados al confesor. La “vergüenza” y el “orgullo” son excusas que nos presenta el mismo demonio para no realizar el sacramento debidamente.
  5. Recibir la absolución y cumplir la penitencia – luego unos consejos o sugerencias apropiadas por parte del sacerdote, este nos dará la absolución por el poder ministerial que le confiere la Iglesia. Hemos de cumplir la penitencia que nos imponga dicho confesor como un acto para reparar la ofensa que hayamos cometido.
  • Materia: El dolor de corazón o contrición, los pecados dichos al confesor de manera sincera e íntegra y el cumplimiento de la penitencia o satisfacción. Los pecados graves hay obligación de confesarlos todos.
  • Forma: las palabras que pronuncia el sacerdote después de escuchar los pecados - y de haber emitido un juicio - cuando da la absolución: “Yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.
  • Ministro(s): Presbítero (sacerdote) autorizado y/o facultado por el ordinario del lugar (obispo) para perdonar los pecados; el Obispo.
  • Sujeto: Toda persona bautizada que, habiendo cometido algún pecado grave o venial, acuda a confesarse con las debidas disposiciones, y no tenga ningún impedimento para recibir la absolución.
5.- La Unción de los enfermos
La unción de los enfermos es el sacramento que tiene por fin conferir una gracia especial al cristiano
que experimenta las dificultades inherentes al estado de enfermedad y vejez (Catecismo, n. 1527).
No es sólo un sacramento para quienes se encuentran en el último momento de su vida, sino para aquellos cristianos que empiezan a estar en peligro de muerte, por enfermedad o vejez.
Puede solicitarse antes de una cirugía mayor, pues siempre se corre el peligro de no sobrevivir.
Se llama ‘unción’ porque, al sujeto, el sacerdote lo unge con óleo sagrado.
  • Materia: (remota) – es el aceite de oliva bendecido por el Obispo el Jueves Santo. En caso de necesidad, en los lugares donde no se pueda conseguir el aceite de oliva, se puede utilizar cualquier otro aceite vegetal. Aunque decimos que el Obispo es quien bendice el óleo, en caso de emergencia, cualquier sacerdote puede bendecirlo, siempre y cuando sea durante la celebración del sacramento. (próxima) - es la unción con el óleo, la cual debe ser en la frente y las manos para que este sacramento sea lícito, pero si las circunstancias no lo permiten, solamente es necesaria una sola unción en la frente o en otra parte del cuerpo para que sea válido.
  • Forma – las palabras “Por esta santa unción, y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo, para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad." (CIC # 1513)
  • Ministro – Presbítero (sacerdote) o el Obispo.
  • Sujeto – es cualquier fiel que habiendo llegado al uso de razón, comienza a estar en peligro por enfermedad o vejez. (Cr. CIC # 1514) Para poderlo recibir tienen que existir unas condiciones. El sujeto – como en todos los sacramentos - debe de estar bautizado, tener uso de razón, pues hasta entonces es capaz de cometer pecados personales, razón por la cual no se le administra a niños menores de siete años.
Además, debe de tener la intención de recibirlo y manifestarla. Cuando el enfermo ya no posee la facultad para expresarlo, pero mientras estuvo en pleno uso de razón, lo manifestó aunque fuera de manera implícita, si se puede administrar. Sin embargo, no se debe administrar en el caso de quien vive en un estado de pecado grave habitual, o a quienes lo han rechazado explícitamente antes de perder la conciencia. En caso de duda se administra “bajo condición”, su eficacia estará sujeta a las disposiciones del sujeto.

Para administrarlo no hace falta que el peligro de muerte sea grave y seguro, lo que si es necesario es que se deba a una enfermedad o vejez. En ocasiones es conveniente que se reciba antes de una operación que implique un gran riesgo para la vida de una persona.

6.- El sacramento del Orden:
Es el sacramento por el que algunos hombres quedan constituidos ministros sagrados, al ser marcados con un carácter indeleble (que no se borra), y así son consagrados y destinados a apacentar el pueblo de Dios según el grado de cada uno, desempeñando en la persona de Cristo las funciones de enseñar, santificar y regir.

Jesucristo es el verdadero y supremo Sacerdote de la Nueva Ley, pues sólo El nos reconcilió con Dios por medio de su Sangre derramada en la Cruz (cfr. Hebr. 8, 1; 9, 15). Sin embargo, quiso Jesús que algunos hombres, escogidos por El, participaran de la dignidad sacerdotal de modo que llevaran los frutos de la redención a todos los demás. Los Apóstoles, inspirados por Dios, sabían que el encargo de Jesús no acabaría con ellos, y por eso transmitían el ministerio mediante el sacramento del orden, que administraban por la imposición de manos y la oración (cfr. Hechos 14, 23-24). De este  modo, comunicaban a otros hombres el poder de regir, santificar y enseñar lo que ellos habían recibido directamente del Señor, y les dio poderes concretos:
  • Poder para perdonar los pecados
  • Administrar los demás Sacramentos
  • Predicar la palabra de Dios
  • Poder sobre el Cuerpo real de Cristo
El Orden Sacerdotal tiene tres grados que son:
  1. el episcopado (obispos), 
  2. el presbiterad,
  3. el diaconado.
  • Materia – Imposición silenciosa de las manos.
  • Forma - Oración ritual, esta varía según en grado que se esté administrando.
  • Ministro – Obispo. Para la ordenación de un obispo deben haber por lo menos tres obispos. No se puede ordenar un obispo sin el consentimiento del Papa.
  • Sujeto – Varón bautizado que a juicio del Obispo o Superior (si pertenece a una comunidad religiosa), reúna las cualidades requeridas y que no tenga ningún impedimento.
7.- El sacramento del Matrimonio:
Es un vínculo fundado en el amor, que exige cuidarlo, cultivarlo y defenderlo día a día, con el esfuerzo de cada uno. El Matrimonio es un VÍNCULO. Ese vínculo se contrae voluntariamente; pero, una vez que nace, ese vínculo es ya para siempre: “hasta que la muerte los separe”.

El sacramento del matrimonio es la presencia de Cristo, presencia sacramental. Es decir, siendo el matrimonio un sacramento  se convierte en un medio de comunicación de la gracia de Dios. Es un camino para la salvación de los que lo integran.
Como sacramento es un signo del amor y de la alianza de Cristo con su Iglesia. La finalidad del sacramento del matrimonio es la santificación de los esposos mediante: la Unión y la procreación y educación de los hijos. Es la manera de ayudarse mutuamente con la gracia de Dios en la realización de la propia vocación.
  • Materia – es el SI en cuanto a donación de uno al otro.
  • Forma – es el SI en cuanto aceptación del otro conyugue.
  • Ministros – los mismos contrayentes.
  • Sujetos – El hombre y la mujer bautizados que cumplan con la validez del sacramento. 
Hay que tener en cuenta, que la pareja no tenga impedimento en cuanto a lo que prescribe el derecho canónico sobre el matrimonio.

                                                                                                                         JOLABE

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