domingo, 12 de abril de 2020

SEMANA SANTA EN LA PALMA DEL CONDADO


DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
En este Domingo de Pascua, los católicos celebramos Misa Solemne. Es el verdadero “Dies Dominica” (Día del Señor). Los cincuenta días que van desde este Domingo de Resurrección hasta el de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación como si se tratase de un solo y único día festivo, más aún, como un “Gran Domingo”, tal como lo proclama el himno israelita propio de estas fechas que los cristianos aplicamos al Misterio Pascual: "Este es el día en que actuó el Señor; sea nuestra alegría y nuestro gozo" (Salmo 117, 24).
Es un Domingo de Gloria y la Fiesta Central del cristianismo. Es el día que marca el final de la Semana Santa y el verdadero fundamento de nuestra FE.
Un rito propio de este día: El encuentro.
En algunos pueblos tiene lugar la llamada ceremonia del “Encuentro” de Jesús con su santísima Madre. Es un acto juvenil y alegre, en el que la liberación de la muerte se expresa soltando pajaritos y palomas; como dice el salmo 123: “Nuestra vida ha escapado como un pájaro de la jaula del cazador…”
En cuanto se hace de día, tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba enterrado y ven que no está su Cuerpo. Un Ángel les dice que ha resucitado. Van corriendo donde está la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia: - ¡Ha resucitado!
Pedro y Juan corren al sepulcro y ven las vendas en el suelo. Ahora entienden que Jesús es Dios. El desconsuelo que tenían, ayer, se transforma en una inmensa alegría. Y rápidamente lo transmiten a los demás Apóstoles y discípulos. Y todos permanecen con la Virgen esperando el momento de volver a encontrarse con el Señor.
Desde entonces, todos los cristianos podemos tratar al Señor, que está Vivo. Hoy estamos muy contentos y es momento de darle constantemente gracias a Dios. Las imágenes se cubren y los Sagrarios están abiertos. En esta Celebración, se acostumbra a bendecir el agua y a encender las velas como homenaje y señal de la Resurrección del Señor.
Nos centramos en este día en la figura central de Cristo Resucitado, pero ¿y su Madre? No podemos olvidarnos de Ella en esta Celebración. ¿Qué siente su Madre en esos momentos?
María, por ser imagen y modelo de la Iglesia, que espera al Resucitado y que, en el grupo de los discípulos, se encuentra con Él durante las apariciones pascuales, parece razonable pensar que María mantuvo un contacto personal con su Hijo resucitado, para gozar también Ella de la plenitud de la alegría pascual.
La Virgen santísima, presente en el Calvario durante el Viernes Santo (Jn. 19,25) y en el cenáculo en Pentecostés (Hch. 1,14), fue probablemente testigo privilegiada también de la Resurrección de Cristo, completando así su participación en todos los momentos esenciales del misterio pascual. María, al acoger a Cristo Resucitado, es también signo y anticipación de la humanidad, que espera lograr su plena realización mediante la resurrección de los muertos.
María conoce, como Madre, el Misterio que encierra la Pasión de su Hijo y el triunfo de su Resurrección. Da gracias al Padre que la ha escogido para ser Madre de Dios y la ha llenado de gracia. Da gracias al Hijo que la asocia a la Redención como Corredentora. Da gracias al Espíritu Santo que la cubre con el don de la maternidad virginal. Por eso – no hay duda – Ella, participa como nadie del gozo de la Resurrección del Hijo y se alegra de su triunfo.
Como María, Pedro y Juan, nosotros también tenemos que preocuparnos de que nuestros amigos sepan que Jesús ha resucitado. Pidamos al Señor, que aleje de nosotros la pandemia que nos ataca sin piedad y que nos conceda esa preocupación por comunicar su Resurrección a los demás y hacerlo vida dentro de nosotros.
JESÚS, AMIGO, EN TI CONFÍO…
Jesús, María, os amo con toda mi alma…
FELIZ DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN Y QUE DIOS NOS BENDIGA A TODOS/AS…


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JOSÉ LAGARES