domingo, 26 de agosto de 2012

EVANGELIO DEL XXI DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO B

FIESTA DE SAN JUAN BAUTISTA EN SU DEGOLLACIÓN

Juan Bautista tiene un lugar especial dentro de la liturgia de la Iglesia. Tiene rango de solemnidad, que es el más alto. Se celebra el día de su nacimiento o natividad, cosa que no se hace con los santos, que siempre se celebra su muerte o "dies natalis", que se considera como el día de su nacimiento a la gloria o vida de Dios. En el caso de san Juan se celebran los dos: el nacimiento, y su martirio, el 29 de agosto, la Degollación de san Juan Bautista. El culto a san Juan, a través de la historia ha estado muy extendido y su iconografía es muy abundante. Juan es una figura del A. y N. T., pero que entra torrencialmente en el proceso cristiano y en la vida de la Iglesia.

Lo primero que destaca en san Juan Bautista es su personalidad. Recia y austera como un hombre del desierto, forjado a la intemperie y la sobriedad en el comer. Vestido con piel de camello, se nos dice, y comiendo miel silvestre y saltamontes. Tal vez acostumbrado a la fuerte disciplina de los esenios y a su espiritualidad de élite.

Sabemos también de su valentía al echar en cara a Herodes su vida y del testimonio definitivo de su martirio. Esto completa y sella la personalidad de Juan Bautista. Recia, austera y valiente la figura de san Juan. Dos signos detectan la misión de este último profeta.