martes, 28 de febrero de 2012

I.- ORACIÓN

La oración es como el respirar, una necesidad vital. Es el alimento del alma, la fuerza del espíritu. Sin oración no podemos vivir espiritualmente. Sin oración la vida se vuelve triste y vacía, porque, sin Dios, nuestra vida no puede tener sentido. Orar es amar, es una comunicación amorosa con Dios, con palabras o sin palabras. Puede haber momentos en que tengamos la tentación de dejar la oración, porque no sentimos nada y creemos que perdemos el tiempo, pero cuanto menos ganas tengamos de orar, más necesidad tenemos de orar. El dejarla sería una trampa mortal.

La mejor oración que puede existir es La Santa Misa; después, la oración oficial de la Iglesia, el rezo de La Liturgia de las Horas, que es la oración de toda la Iglesia, unida con la misma voz y la misma Liturgia. En ella nos unimos los laicos, los sacerdotes y religiosos del mundo entero, dando así prueba fehaciente de la unidad de la Iglesia universal.