domingo, 2 de septiembre de 2012

POETAS CLÁSICOS CON LA VIRGEN MARÍA VI

El poeta renacentista PEDRO DE PADILLA  también canta a la Virgen mediante sus famosas quintillas:


Tu santo nombre glorioso,
que a los demonios asombra,
es tan dulce y tan sabroso,
que si cualquiera que le nombra
le da un valor milagroso.

Y el que por sí ya no es parte
a resistir tentaciones,
lo será con invocarte;
y así, en las tribulaciones
nos valemos de llamarte
María.

Con tu nombre, Virgen pura,
se ilustra nuestra memoria,
                       y es para nuestra ventura
                           salvo-conducto de gloria,
                            que los puertos asegura.


                             Por él nos hacen mercedes,
                                y con poder soberano
                             rompen los lazos y redes
                             del enemigo inhumano,
                           Virgen y pues tanto puedes,
                                     Ora pro nobis.

---oOo---

PEDRO DE PADILLA

UNA VASIJA AGRIETADA

Un cargador de agua tenía dos grandes vasijas que llevaba encima de sus hombros colgadas en los extremos de un palo. Una de las vasijas era perfecta y entregaba el agua completa al final del largo camino desde el arroyo hasta la casa del patrón. La otra vasija tenía una grieta por donde se iba derramando el agua a lo largo del camino. Cuando llegaba, sólo podía entregar la mitad de su caudal.

Durante dos años se repitió día a día esta situación. Se sentía orgulloso de la vasija perfecta, mientras que vivía avergonzado de la vasija agrietada por su imperfección y se sentía miserable por no poder cumplir bien su trabajo.

Un día, decidió exponerle su dolor y su vergüenza al patrón y le dijo:
-Estoy muy avergonzado de mí mismo y quiero pedirte disculpas.
-¿Por qué? –le preguntó el patrón.

EVANGELIO DEL XXII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO B