domingo, 23 de junio de 2013

ENCUENTRO DE PONTÍFICES

TRES PAPAS EJEMPLARES DE NUESTRO TIEMPO

La Iglesia es el lugar de encuentro con el hombre a través del mensaje de Cristo y de sus representantes los Papas, que intentan, con verdadera ilusión, la defensa de los derechos humanos con la finalidad de crear una sociedad en la que el hombre se encuentre feliz y en libertad.

El Papa Juan Pablo II, el Papa de la ESPERANZA, fue un auténtico gigante de la comunicación, un hombre proverbial, que se enfrentó a los grandes problemas de su tiempo, con especial atención, a su lucha con el comunismo y el marxismo. Completa su personalidad su legado espiritual y su ideario personal sintetizado en la libertad, como la expresión de la liberación de una prisión a la que el secularismo en general ha condenado a la sociedad y le ha impedido crear corazones abiertos a la verdad. La Paz unida a la verdad, la justicia y el amor, son condiciones necesarias e imprescindibles en la sociedad. La ausencia de la guerra, como sinónimo de paz verdadera, la violencia jamás resuelve conflictos, y el diálogo, como favorecedor del respeto de la vida humana, las armas representan siempre una derrota de la razón y de la humanidad, son los elementos para crear una sociedad libre, que camine en pos de sus derechos, sobre todo de aquellas Instituciones, como la familia, de los valores, que fundamentan la cultura de la vida y hacen al hombre libre.

El Papa Benedicto XVI, el Papa de la FE, es el maestro, que nos abre el camino hacia Cristo con su palabra y nos ilumina cuando nos habla sobre el eternos problema de la relación entre la razón y la FE para encontrar una relación armoniosa que obligue al hombre a entenderse. Pasará a la historia como un hombre sabio. Es el Teólogo más importante que Alemania ha dado a la historia de la Iglesia. Como humilde por sus gestos de acercamiento a los problemas del hombre y santo por su profunda vida íntima y relación con Dios. Como Pastor nunca renunció a defender a la Iglesia ante los numerosos ataques, tanto internos como externos, que han ocupado gran parte de su Pontificado.

El Papa Francisco, El Papa de la CARIDAD, es una síntesis entre los dos gigantes que le han precedido. Tiene un estilo especial de comunicación con la humanidad, con signos específicos de amor, de cariño, de acercamiento que mitigan nuestra soledad y al mismo tiempo nos transmite las verdades fundamentales de nuestra fe con palabras cercanas y entrañables insistiendo en el perdón, la misericordia, la bondad y el amor de Dios para con nosotros. Sobresale su personalidad, enamorada de Dios y su gran humildad y sencillez en sus relaciones con el hombre. Establece un equilibrio entre la dimensión vertical con Dios, su vida de fe y la dimensión horizontal comprometida con la vida del hombre.

Cuando fue elegido el Papa Francisco, apareció publicada una foto de su Primera Comunión (de pie, con su hermano Óscar). De la Comunión, además de recibir a Jesús, lo que más marcó al futuro Papa fue el papel de su Catequista, la Hermana Dolores, del Colegio de la Misericordia en el que él estudiaba. Esta religiosa, además, le ayudó en otro momento muy importante, cuando, con 21 años, estuvo muy enfermo y le tivieron que quitar un trozo de pulmón. Cuando le curaban la herida, le dolía mucho y nada de lo que le dijeran le consolaba. Hasta que la Hermana Dolores le dijo: con tu dolor, "estás imitando a Jesús", y eso le dio mucha paz. Ya de mayor, cuando era sacerdote y luego Obispo, iba muchas veces a visitar a las religiosas y celebraba Misa cada vez que había una fiesta importante en la escuela. Pero, para él, la Hermana Dolores siempre tuvo un lugar especial: "Fué su Catequista y nunca la olvidó. La visitó hasta su muerte, y cuando falleció pasó la noche entera en oración, se negó a comer nada. Agradecía continuamente esta catequesis que le había dado", explicó una religiosa del Colegio cuando se supo que ese niño que había recibido allí a Jesús era el nuevo Papa.

(Fuente consultada: Escapulario del Carmen)

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JOLABE