miércoles, 8 de octubre de 2014

LA CIUDAD EVANGÉLICA DE MAGDALA

UNAS RUINAS QUE ALEGRAN EL CORAZÓN

Unos 1000 voluntarios trabajan a orillas del Mar de Galilea para desenterrar las ruinas del pueblo de María Magdalena. Voluntarios que como ella, lo han dejado todo al servicio de la causa del Evangelio.

Año 67 de nuestra Era. El pueblo de Magdala, en la costa noroeste del Mar de Galilea, se prepara para una invasión. Las legiones romanas que destruyeron Gamla, pasarán por aquí de camino a Jerusalén. Su objetivo es sofocar la Gran Rebelión Judía. Lejos quedaban ya aquellas alegrías de las calles y plazas de este pueblo pescador fueron testigos, al paso del rabí de Nazaret. Allí, en Magdala, había nacido una de sus discípulas más carismáticas, aquella que los evangelistas identificarían como María de Magdala, la primera persona que vio a Cristo y habló con Él tras su resurrección. Ella fue la iniciadora de un movimiento de mujeres que lo dejaron todo para ponerse al servicio de la causa de nuestro Señor. Un voluntariado de la época que, aún hoy, no se ha extinguido.

Año 2009.  Ni de lejos podía imaginar el sacerdote mexicano Juan Solana, Legionario de Cristo, que bajo aquellos bungalós en ruinas que adquirió tres años atrás, saldrían a la luz los mismos muros, calles y plazas de la antigua Magdala. El pueblo que en el año 67 fue abandonado para quedar relegado al olvido durante casi 2000. El plan del padre Juan era construir una iglesia y un albergue para peregrinos lo más cerca posible del mar de Galilea. El sacerdote mexicano decidió desenterrar aquellos restos para venerarlos como un lugar santo en el que caminó Cristo, en el que hizo milagros. Para llevar a cabo este nuevo plan iba a necesitar la ayuda de un ejército tan valioso como el de aquellas primeras mujeres voluntarias del Evangelio.

Inspirado por el ejemplo de María Magdalena, y de todas las santas mujeres que la acompañaron, el padre Juan lanzó al mundo su propuesta y, en apenas cinco años, el proyecto ha alcanzado la cifra de mil voluntarios. A Magadala han venido voluntarios de los cinco continentes, de diferentes edades, creencias y estratos sociales.

Así nació el proyecto Magdala, con su Iglesia Duc in Altum y el complejo arqueológico. La vida del padre Juan quedaba unida a la de María Magdalena en Tierra Santa.

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JOLABE