sábado, 5 de diciembre de 2015

PRESENTACIÓN DEL AÑO JUBILAR DE LA MISERICORDIA

“La misericordia cambia el mundo, hace al mundo menos frío y más justo. El rostro de Dios es el rostro de la misericordia, que siempre tiene paciencia…Dios nunca se cansa de perdonarnos.  El problema es que nosotros nos cansamos de pedirle perdón. ¡No nos cansemos nunca!. Él es el padre amoroso que siempre perdona, que tiene misericordia con nosotros, dejémonos renovar por la misericordia de Dios, dejemos que a fuerza de su amor transforme también nuestras vida y hagámonos instrumentos de ésta misericordia”. “Dios perdona no con un decreto sino con una caricia. Y con la misericordia Jesús va incluso más allá de la ley y perdona acariciando las heridas de nuestros pecados; La Misericordia es algo difícil de comprender: no borra los pecados, porque para borrar los pecados está el perdón de Dios. Pero la Misericordia es el modo de como perdona Dios. La Misericordia de Dios es una gran luz de amor, de ternura que acaricia nuestras heridas de pecado porque Él está implicado en el perdón, está involucrado en nuestra salvación, con éste estilo Jesús es confesor, no humilla al pecador, sino que lo defiende de una condena justa”. Son algunas frases del Papa con las que intenta explicarnos cómo es la misericordia de Dios.

   El pasado viernes, 13 de marzo, el Papa Francisco anunció la celebración de un jubileo de la Misericordia, un Año Santo extraordinario, el cual comenzará el día 8 de diciembre de 2015, Fiesta de la Inmaculada Concepción y terminará el día 20 de Noviembre de 2016, Solemnidad de  Cristo Rey del Universo.


     
¿por qué hoy un Jubileo de la Misericordia?; en palabras del santo padre, “Simplemente porque la Iglesia, en este momento de grandes cambios históricos, está llamada a ofrecer con mayor intensidad los signos de la presencia y de la cercanía de Dios. Este no es un tiempo para estar distraídos, sino al contrario para permanecer alerta y despertar en nosotros la capacidad de ver lo esencial. Es el tiempo para que la Iglesia redescubra el sentido de la misión que Señor le ha confiado el día de Pascua: ser signo e instrumento de la misericordia del Padre (cf. Jn 20, 21-23). Por eso el Año Santo tiene que mantener vivo el deseo de saber descubrir los muchos signos de la ternura que Dios ofrece al mundo entero y sobre todo a cuantos sufren, se encuentran solos y abandonados, y también sin esperanza de ser perdonados y sentirse amados por el Padre. Un año Santo para sentir intensamente dentro de nosotros la alegría de haber sido encontrado por Jesús, que, como Buen Pastor, ha venido a buscarnos porque estábamos perdidos. Un Jubileo para percibir el calor de su amor cuando nos carga sobre sus hombros para llevarnos de nuevo a la casa del Padre. Un año para ser tocados por el Señor Jesús y transformados por su  misericordia, para convertirnos también nosotros en testigos de misericordia. Para esto es el Jubileo: porque este es el tiempo de la misericordia. Es el tiempo favorable para curar las heridas, para no cansarnos de buscar a cuantos esperan ver y tocar con la mano los signos de la cercanía de Dios, para ofrecer a todos, a todos, el camino del perdón y de la reconciliación.

     En su bula “Miseriordiae Vultus”  (el rostro de la Misericordia), nos recuerda las 14 obras de misericordia: siete corporales que son: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir a los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos y siete espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia a las personas  molestas, rogar a Dios por los vivos y los difuntos. Todo un plan de vida cristiana pues: “tan importante es el hacer como el ser, es decir, no basta con hacer obras de misericordia, sino que hay que ser misericordiosos con los demás, pues como dice San Juan de la  Cruz: “en el ocaso de nuestras vidas, seremos juzgados en el amor”.

     El Jubileo de la Misericordia esparcirá por todos los hombres, creyentes o no, muchas Gracias Divinas. Será un año que va a golpear duro contra el individualismo y el egocentrismo de manera que salgamos de nuestro ensimismamiento (de pensar en nosotros mismos) y volvernos hacia los demás usando la misericordia, el perdón, la comprensión, la ternura., porque como nos dijo Jesús en el Sermón de la Montaña: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia” (Mt. 5,7), pues como podremos alcanzar la misericordia de Dios si no somos nosotros misericordiosos con los demás.



    Los 12 elementos clave (todos ellos tomados del texto de la bula), nos ayudarán a comprender qué significa este tiempo de gracia:

1. El Llamado a la Iglesia de contemplar el misterio de la misericordia: Como un don recibido gratuitamente que trae consigo la responsabilidad de anunciarlo.

2. Reconocer a Dios como un Padre que jamás se da por vencido hasta que no haya disuelto el pecado y superado el rechazo con la compasión y la misericordia: Porque la misericordia se muestra como la fuerza que todo vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el perdón”.

3. La Apertura de la Puerta Santa como símbolo de un nuevo compromiso para todos los cristianos de testimoniar con mayor entusiasmo y convicción la propia fe: La Iglesia quiere ser en el mundo signo vivo del amor del Padre.

4. Que la Iglesia y las parroquias sean oasis de misericordia: El Papa remarca como cada Iglesia particular estará directamente comprometida a vivir este Año Santo como un momento extraordinario de gracia y de renovación espiritual para acoger a todos con misericordia.

5. Ser misioneros de la misericordia: Queremos vivir este Año Jubilar a la luz de la palabra del Señor: Misericordiosos como el Padre. El evangelista refiere la enseñanza de Jesús: « Sed misericordiosos, como el Padre vuestro es misericordioso»” (Lc 6,36)”.

6. Impulsar las peregrinaciones como estímulo para la conversión:Esto será un signo del hecho que también la misericordia es una meta por alcanzar y que requiere compromiso y sacrificio”.

Queremos vivir este Año Jubilar a la luz de la palabra del Señor: Misericordiosos como el Padre. El evangelista refiere la enseñanza de Jesús: «Sed misericordiosos, como el Padre vuestro es misericordioso» (Lc 6,36)”.

Una peregrinación es lo que hacemos en tiempos de Adviento y de Cuaresma, ya que nos ponemos en camino para encontrarnos con El Señor, y este camino, esta preparación, no resulta ni fácil ni cómoda, pero esta colmada de esperanza

7. Redescubrir las obras de misericordia corporales y espirituales:El amor, después de todo, nunca podrá ser una palabra abstracta. Por su misma naturaleza es vida concreta: intenciones, actitudes, comportamientos que se verifican en el vivir cotidiano. La misericordia de Dios es su responsabilidad por nosotros. Él se siente responsable, es decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de alegría y serenos. Es sobre esta misma amplitud de onda que se debe orientar el amor misericordioso de los cristianos. Como ama el Padre, así aman los hijos. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los unos con los otros”.

8. Vivir la cuaresma con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios: En la meditación y la escucha atenta de la Palabra de Dios.

9. Fomentar la iniciativa de las “24 horas para el Señor” para que más personas se acerquen al sacramento de la Reconciliación: Durante el Jubileo extraordinario de la Misericordia, el confesionario será la Puerta Santa del alma”.

10. Promover la indulgencia por la que Dios hace evidente este amor que es capaz de destruir el pecado de los hombres: Es necesario comprender que la reconciliación con Dios es posible por medio del misterio pascual y de la mediación de la Iglesia.

11. Tiempo oportuno para cambiar de vida. Tiempo para dejarse tocar el corazón: “¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida! Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón. Ante el mal cometido, incluso crímenes graves, es el momento de escuchar el llanto de todas las personas inocentes depredadas de los bienes, la dignidad, los afectos, la vida misma”.


12. Que nuestro pensamiento se dirija a María madre de la misericordia: Para que en la mirada de María podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios.

Mercedes Millán Garcia