viernes, 3 de abril de 2015

PASCUA, SUSURRO DE VIDA

Gritos, ¿para qué sirve un grito? Para hacer presente la justicia de ciertas causas y la dignidad de quienes gritan, para sobrevivir, para expresar el desamparo, para reclamar solidaridad y acompañamiento, para expresar un  anhelo, un sueño, una identidad, para... La historia está llena de gritos.

El grito de Jesús: "Padre, por qué me has abandonado? acoge y concentra el grito de todas las víctimas de la historia y penetra con fuerza en el corazón de Dios. Un largo Viernes Santo... Pero Dios habla con su Palabra rebelde y llena de vida, y con la fuerza del Espíritu resucita a Jesús. Dios se rebela contra la muerte y contra la injusticia que la causa, y desde entonces la Resurrección de Jesús es una tremenda fuerza de insurrección contra la muerte.

El grito de Jesús desencadena y pone en marcha un imparable movimiento de cambio porque atraviesa el corazón de Dios y de ahí sale transformado en fuerza de vida y esperanza. Una utopía - solidaria., inacabada- que los cristianos celebramos en Pascua. Su grito -acogido y transfigurado en el corazón del Padre- se transforma, en la vida de sus discípulos, en otro frito de distinto tono y del mismo alcance: "Hemos visto al Señor". Un tono gozoso y esperanzado y de alcance salvador frente "al mar de la muerte muda" (Dorothe Sölle).