sábado, 20 de enero de 2018

20 DE ENERO, FESTIVIDAD DE SAN SEBASTIÁN MÁRTIR

Celebramos hoy la memoria de San Sebastián, mártir, oriundo de Milán, que, como narra San Ambrosio, se dirigió a Roma en tiempo de crueles persecuciones, sufriendo allí el martirio. En la ciudad a la que había llegado como huésped, obtuvo el don de la eterna inmortalidad. Fue enterrado un día como hoy en las catacumbas de Roma.

San Sebastián, hijo de familia militar y noble, era oriundo de Narbona, pero se había educado en Milán. Llegó a ser capitán de la primera corte de la guardia pretoriana. Era respetado por todos y apreciado por el emperador, que desconocía su condición de cristiano. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios idolátricos. Además, como buen cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de Cristo. 

Esta situación no podía durar mucho, y fue denunciado al emperador Maximino quien lo obligó a escoger entre ser su soldado o seguir a Jesucristo. El Santo escogió la milicia de Cristo. Desairado el Emperador, lo amenazó de muerte, pero San Sebastián, convertido en soldado de Cristo por la confirmación, se mantuvo firme en su fe. Enfurecido Maximino, lo condenó a morir asaeteado.

Los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos que estaban al acecho, se acercaron, y al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana, llamada Irene, que lo mantuvo escondido en su casa y le curó las heridas hasta que quedó restablecido. 
Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero el Santo se negó rotundamente, pues su corazón ardoroso del amor de Cristo, impedía que él no continuase anunciando a su Señor. Se presentó con valentía ante el Emperador, desconcertado porque lo daba por muerto, y el Santo le reprochó con energía su conducta por perseguir a los cristianos. Maximino mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión y tiraron su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva su nombre.


El culto a San Sebastián es muy antiguo. Es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión, y además es llamado el Apolo cristiano ya que es uno de los Santos más reproducidos por el arte en general. 

Que San Sebastián nos conceda tener la valentía que él tuvo para anunciar a nuestro Señor Jesucristo a toda nuestra comunidad cristiana…



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JOLABE