
Sor Catalina Labouré
La novicia Sor Catalina
Labouré vivía en la Casa Madre de las Hijas de la Caridad de San Vicente
de Paul. La noche del 18 de julio, a eso de las 11:30 p.m., oyó que alguien la
llamaba por su nombre. Era su Ángel de la Guarda que le decía: "Sor Labouré, Sor Labouré ven a la
capilla. Allí te espera la Santísima Virgen." El pequeño niño la
condujo a la capilla.
Catalina se puso a rezar y pronto escuchó un
ruido como el roce de la seda. Entonces vio a la Virgen María sentada al lado
del altar. Catalina se arrodilló ante ella y con las manos en las rodillas de
la Virgen, la oyó decir: "Hija
mía, Dios quiere encomendarte una misión... tendrás que sufrir, pero lo
soportarás porque lo que vas a hacer será para la Gloria de Dios. Serás
contradecida, pero tendrás gracias. No temas". Esta fue la
primera de tres apariciones.