sábado, 1 de octubre de 2011

III. PADRE LUIS GORDILLO Y DÍAZ


Son las cuatro de la madrugada del 15 al 16 de agosto de 1930. La Virgen del Valle acaba de terminar su recorrido por las calles de La Palma en el tradicional “Rosario de doce”, en el que se han derramado las cincuenta Avemarías, entre resplandores de bengalas y estallido de cohetes. No muy lejanos quedan los tiempos en que, en todas las esquinas del itinerario, ardían las aromáticas “cazuelas” repletas de resinosas ramas traídas de los abundantes pinares del término. En el porche, de cara a su pueblo, está la Virgen, bellísima, que, con sus hermosos ojos, parece que mira con misericordia a cada uno de sus hijos. 
Va a dar comienzo la tradicional Misa de campaña y el pueblo, respetuoso y devoto, se apiña en la plaza y sus alrededores. El Celebrante este año es un sacerdote joven, esbelto, de figura prócer y elegante. Su fisonomía abierta e inteligente indica la nobleza de su interior. Se hacen verdad las palabras afinas de la Misa pre-conciliar: “Introito ad altare Dei; ad Deum qui laetificat juventutem mean” me acercaré al altar de Dios al Dios que me alegra mi juventud-. Al terminar el Santo Sacrificio todos esperan expectantes el fervorín o pláctica con que, tradicionalmente, se concluye este rito, pronunciado cada año por un sacerdote palmerino. Este honor corresponde hoy al Padre Luis Gordillo y Díaz, S.J., que hace menos de un mes, el 31 de julio, celebraba su primera Misa.                   
He comenzado con las palabras del libro de Judit, capítulo 15: “Tú eres la gloria de Jerusalén, Tú la alegría de Israel, Tú la honra de nuestro pueblo” y continúa con una vibrante letanía de alabanzas y súplicas en sencillo diálogo con la Virgen y sus hijos de La Palma.
 Nada hacía presagiar en aquella radiante madrugada que, seis años más tarde, aquel joven, consagrado y ungido por el sacerdocio iba a ser sacrificado a causa de este mismo carisma sacerdotal. Los que sabemos de su santa vida y de su martirio, queremos que estos lleguen al conocimiento de sus paisanos, a los que tanto recordaba en sus admirables cartas y encomendaba siempre al Señor y a la Virgen. A mi me ha tocado esta honrosa tarea y voy a tratar de hacerlo en este modesto artículo, con el auxilio de la Virgen del Valle, a modo de suscinta biografía, con la seguridad de que más adelante, personas cualificadas se ocuparán de profundizar en su vida ejemplar.

El Padre Luis Gordillo y Díaz, nació en La Palma del Condado, el 21 de diciembre de 1898, hijo de Don Juan Gordillo Villalón y de Doña Belén Días Rañón. Estudió en el colegio “San Luis Gonzaga” de los Padres Jesuitas, en El Puerto de Santa María, desde los 11 años (1909-1915) con brillantísimas notas. Un año después de salir del colegio, con 18 años recién cumplidos, ingresó en el Noviciado de la Compañía de Jesús en Granada, el 12 de enero de 1916. , allí estudio Humanidades, Retórica y Filosofía. En los años 1924 al 27, Magisterio en el Colegio San Estanislao de Málaga y desde 1928 al 30, Teología en el Teologazo Colegio Máximo San Francisco Javier en Oña (Burgos). Allí recibió las Sagradas Ordenes y celebró su primera Misa el 31 de agosto de 1930, día de San Ignacio de Loyola. Y ya en el año 1933 finaliza también la licenciatura en Ciencias Físico-Naturales en la Universidad de Sevilla.
Por la actitud antirreligiosa y anticlerical existente aquellos años en España, muchos religiosos tenían que hacer sus estudios, noviciados y probaciones en el extranjero, y el Padre Luis Gordillo, después de hacer un mes de Ejercicios Espirituales en Manresa, marchó a Toumai (Bélgica) para hacer la tercera probación de regla de la Compañía de Jesús. Allí estuvo durante un curso, volviendo a España en septiembre de 1932.
En el año 1934, primero del llamado “bienio negro” fue nombrado Rector del colegio “San Estanislao” del Palo en Málaga, que estaba clausurado, como todos los de los Jesuitas éstos impartían enseñanza en una academia que figuraba como “Sociedad Anónima de Enseñanza Libre”, llamada oficialmente “Colegio Pedro de Mena”; allí ejerció de Rector el Padre Luis Gordillo dando además clases de Física y Psicología. Los Jesuitas en Málaga eran una pequeña comunidad de Padres y Hermanos, vivían clandestinamente en pisos, aunque ejerciendo públicamente su apostolado. Con la situación cada vez más revuelta, el Padre Gordillo, ante el natural deseo de la familia de que marche fuera de España, escribe a su madre en marzo de 1936: “Pongámonos en manos de Dios y no se apure Vd. por no irme al extranjero que mejor es quedarnos aquí haciendo el bien que se pueda a los demás, y Dios cuidará de nosotros...”
Acosados y perseguidos, vestidos de seglar, la situación de los Padres se hizo cada vez más insostenible y después de registros, detenciones e interrogatorios tuvieron que disolverse tratando de buscar cada uno un asilo seguro. De los nueve que se separaron, seis fueron asesinados y sólo tres supervivientes. El Padre Luis Gordillo y un Hermano, fueron sorprendidos por una patrulla. El, con gran valentía les habló a sus componentes con energía, quedando claro que era sacerdote. Ya quedó marcado y señalado para el sacrificio y en el camino del Colmenar, el 23 de julio de 1936, junto con un sacerdote secular, fue asesinado alcanzando la palma del martirio a los 38 años.
Ahora, la Iglesia y la Compañía de Jesús quieren reconocer sus sacrificio y el de sus compañeros, y la Diócesis de Málaga ha iniciado la instrucción previa al proceso de Beatificación de los once Mártires Jesuitas de Andalucía.
Damos gracias a Dios y nos sentimos orgullosos por el testimonio de santidad de vida y heroísmo en el martirio de este hijo preclaro de La Palma, y encomendándonos a su intercesión, terminamos, como él terminó el fervorín, aquel 15 de agosto, invocando a nuestra Excelsa Virgen: “¡Madre mía! Todos te reconocemos por nuestra Reina y Patrona, te invocamos con la fe y amor con que te invocaron nuestros padres, queremos que el amor a Vos y a vuestro Hijo sea el centro de nuestros amores. Y en testimonio de ello unimos nuestras voces y te aclamamos con toda nuestra alma ¡que viva Nuestra Señora, la Santísima Virgen del Valle!”.

Mª LOURDES A. MORGADO.
(Publicado en la Revistas de Fiestas Patronales, Agosto de 2.006)

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