lunes, 10 de octubre de 2011

VI. LO QUE DEBEMOS EVITAR


01. Los Siete Pecados Capitales y las Siete Virtudes para vencerlas
Pecados Capitales
Virtudes para Vencerlas
1. Soberbia1. Humildad
2. Avaricia2. Generosidad
3. Lujuria3. Castidad
4. Ira4. Paciencia
5. Gula5. Templanza
6. Envidia6. Caridad
7. Pereza7. Diligencia



02. Pecados sociales
1. Las violaciones bioéticas, como la anticoncepción.
2. Los experimentos moralmente dudosos, como la investigación en células madres.
3. La Drogadicción.
4. Contaminar el medio ambiente.
5. Contribuir a ampliar la brecha entre los ricos y los pobres.
6. La riqueza excesiva.
7. Generar pobreza.


03. Pecados que claman al Cielo
1. El homicido voluntario.
2. El pecado carnal contra la naturaleza.
3. El oprimir al pobre.
4. El defraudar al obrero de su jornal.

04. Pecados contra el Espíritu Santo
1. Desesperar de la misericordia de Dios.
2. Presunción de salvarse sin ningún mérito.
3. La impugnación de la verdad conocida.
4. La envidia de los bienes espirituales del prójimo.
5. La obstinación en el pecado.
6. La impenitencia final.


05. Pecados de que uno se hace reo sin cometerlos 
1. Mandar hacer algún mal.
2. Aconsejar hacer mal.
3. Consentir en el mal.
4. Provocar al mal.
5. Alabar lo malo.
6. No impedir el mal pudiendo y debiendo.
7. Disimular el mal y permitirlo, conociendo o debiendo conocer que sucederá.
8. Participar del mal.
9. Defender lo malo.
  
06. Los enemigos del alma
1. Mundo
2. Demonio
3. Carne 


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IV. LO QUE DEBEMOS VIVIR


01. Los siete sacramentos
1. Bautismo
2. Confirmación
3. Eucaristía
4. Penitencia
5. Unción de los enfermos
6. Orden Sacerdotal 
7. Matrimonio

02. Los cinco pasos de la buena confesión
1. Examen de conciencia.
2. Dolor de los pecados.
3. Propósito de enmienda.
4. Decir los pecados al confesor.
5. Cumplir la penitencia. 

03. Dones del Espíritu Santo 
1. Sabiduría 
2. Entendimiento
3. Consejo
4. Fortaleza
5. Ciencia
6. Piedad
7. Temor de Dios

04. Frutos del Espíritu Santo 
1. Caridad
2. Gozo
3. Paz
4. Paciencia
5. Generosidad o Longanimidad
6. Bondad
7. Amabilidad o Benignidad
8. Mansedumbre
9. Fe
10. Modestia
11. Continencia
12. Castidad


05. Virtudes Teologales
1. Fe 
2. Esperanza
3. Caridad

06. Virtudes Cardinales
1. Prudencia
2. Justicia
3. Fortaleza
4. Templanza

07. Consejos evangélicos
1. Pobreza
2. Obediencia
3. Castidad


08. Las potencias del alma
1. Memoria
2. Entendimiento
3. Voluntad


09. Sentidos corporales
1. Ver
2. Oír
3. Oler
4. Gustar
5. Tocar



10. La Regla de Oro
Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos.


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II. LO QUE DEBEMOS REZAR


1. La Señal de la Cruz 
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

2. Símbolo de los Apóstoles 
Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo; la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna. Amén.

3. Símbolo Niceno-Constantinopolitano 
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador de cielo y tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero; engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.

4. Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

5. Avemaría 
Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

6. Ángelus (fuera del tiempo pascual)
V. El Ángel del Señor anunció a María,
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Avemaría.
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mi según tu palabra.
Avemaría.
V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Avemaría.
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oración
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz seamos llevados a la gloria de su Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.

7. Regina Coeli (en el tiempo pascual) 
V. Alégrate, Reina del cielo; aleluya.
R. Porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya.
V. Ha resucitado, según predijo; aleluya.
R. Ruega por nosotros a Dios; aleluya.
V. Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.
R. Porque ha resucitado Dios verdaderamente; aleluya.
Oración
Oh Dios que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos que por su Madre, la Virgen María, alcancemos el gozo de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.

8. Magníficat 
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia - como lo había prometido a nuestros padres - en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. Amén.


9. Salve
Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia; Vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; A ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues señora abogada nuestra, Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, Y después de este destierro, Muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente!, ¡oh piadosa!, ¡oh dulce siempre Virgen María!. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas  de Jesucristo. Amén.

10. Gloria al Padre
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

11. Acto de fe
Dios mío, porque eres verdad infalible, creo firmemente todo aquello que has revelado y la Santa Iglesia nos propone para creer. Creo expresamente en ti, único Dios verdadero en tres Personas iguales y distintas, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Y creo en Jesucristo, Hijo de Dios, que se encarnó y murió por nosotros, el cual nos dará a cada uno, según los méritos, el premio o el castigo eterno. Conforme a esta fe quiero vivir siempre. Señor, acrecienta mi fe. 
Amén.

12. Acto de esperanza
Dios mío, espero de tu bondad, por tus promesas y por los méritos de Jesucristo, nuestro Salvador, la vida eterna y la gracia necesaria para merecerla con las buenas obras que debo y quiero hacer. Señor, que pueda gozarte para siempre. Amén.

13. Acto de caridad
Dios mío, te amo con todo el corazón sobre todas las cosas, porque eres infinitamente bueno y nuestra eterna felicidad: por amor a ti amo a mi prójimo como a mí mismo, y perdono las ofensas recibidas. Señor, haz que yo te ame cada vez más. Amén.

14. Acto de penitencia
Yo confieso ante Dios todopoderoso, y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
 Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor. 
Amén.

15. Acto de contrición
Jesús, mi seńor y redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas, y me has de llevar a la vida eterna. Amén.

16. Partes de la Misa


17. Misterios del Rosario
MISTERIOS GOZOSOS (lunes y sábado)
1. La Encarnación del Hijo de Dios.
2. La Visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel.
3. El Nacimiento del Hijo de Dios.
4. La Purificación de la Virgen Santísima.
5. La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo.

MISTERIOS LUMINOSOS (jueves) 
1. El Bautismo de Jesús en el Jordán.
2. La Autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.
3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.
4. La Transfiguración.
5. La institución de la Eucaristía.

MISTERIOS DOLOROSOS (martes y viernes)
1. La Oración de Nuestro Señor en el Huerto.
2. La Flagelación del Señor.
3. La Coronación de espinas.
4. El Camino del Monte Calvario.
5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor.

MISTERIOS GLORIOSOS (miércoles y domingo)
1. La Resurrección del Señor.
2. La Ascensión del Señor.
3.
 La Venida del Espíritu Santo.
4.
 La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.
5.
 La Coronación de la Santísima Virgen.


18. Estaciones del Vía Crucis
1. Jesús condenado a muerte.
2. Jesús con la cruz a cuestas.
3. Jesús cae por primera vez.
4. Jesús encuentra a su Madre.
5. El Cireneo ayuda a llevar la cruz.
6. La Verónica enjuga el rostro del Señor.
7. Jesús cae por segunda vez.
8. Jesús consuela a las santas mujeres.
9. Jesús cae por tercera vez.
10. Jesús es despojado de sus vestiduras.
11. Jesús es crucificado.
12. Jesús muere en la cruz.
13. Jesús en los brazos de su Madre.
14. Jesús es sepultado.

19. Estaciones del Vía Crucis Bíblico
1. Jesús en el Huerto de los Olivos. 
2. Jesús es detenido traicionado por Judas. 
3. Jesús es condenado por el Sanedrín.
4. Jesús es negado por Pedro. 
5. Jesús es juzgado por Poncio Pilato. 
6. Jesús es azotado y coronado de espinas. 
7. Jesús es cargado con la Cruz. 
8. Jesús es ayudado por el Cireneo a llevar la Cruz.
9. Jesús se encuentra con las mujeres de la ciudad de Jerusalén.
10. Jesús es crucificado.
11. Jesús promete su Reino al Buen Ladrón.
12. Jesús en la Cruz, la Madre y el discípulo amado.
13. Jesús muere en la Cruz.
14. Jesús es colocado en el Sepulcro.


20. Estaciones del Vía Lucís 
1. Jesús resucita y conquista la vida verdadera.
2. Dos discípulos de Jesús encuentran su sepulcro vacío.
3. Jesús resucitado se aparece a María Magdalena.
4. Jesús se aparece en el camino a Emmaus.
5. Reconocen a Jesús resucitado al partir el pan.
6. Jesús resucitado se aparece a los discípulos en Jerusalén.
7. Jesús resucitado da su paz a los discípulos y el poder de perdonar pecados.
8. Jesús resucitado refuerza la fe de Tomás.
9. Jesús se aparece en el mar de Tiberíades.
10. San Pedro le reitera su amor a Jesús.
11. Jesús resucitado envía a los discípulos.
12. la Ascensión de Jesús.
13. María y los discípulos esperan en oración la venida del Espíritu Santo.
14. La venida del Espíritu Santo, llamada Pentecostés.

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I. LO QUE DEBEMOS CREER


01. Seis verdades fundamentales de la fe
1. Que hay un solo Dios en tres personas: Padre, Hijo, y Espíritu Santo.
2. Que Dios ha creado todo, lo mantiene y lo gobierna.
3. Que Dios es juez justo, que premia el bien y castiga el mal.
4. Que la segunda persona de la Santísima Trinidad se hizo hombre y murió por nosotros en la cruz y resucitó al tercer día.
5. Que el alma del hombre es inmortal.
6. Que nadie puede salvarse sin la gracia de Dios.


02. Los novísimos o postrimerías del hombre
1. Muerte  
2. Juicio  
3. Infierno 
4. Gloria


03. Lo que todo cristiano debe creer 
1º  Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.
Creemos en solo Dios:
-  Creemos en un solo ser supremo (monoteísmo). (Creencia en varios dioses: politeísmo)
-  Creemos que Dios se manifiesta por su obras (Rom 1,20; Heb 11)
-  El cristiano cree en Dios por el hecho de que Dios se ha manifestado por la Biblia y por su Hijo Jesucristo.
Padre todopoderoso:
Jesucristo nos enseña que el ser supremo, Yavé del A.T. , es “Abba” (papá o papito en
arameo).
DIOS:
Es omnipotente: todopoderoso, porque todo lo puede.
Es omnisciente: porque todo lo sabe.
Es omnipresente: porque está en todas partes.
Es espíritu: porque no es materia; no tiene cuerpo.
Es infinito: porque no tiene límites de ninguna clase.
Es absoluto: porque no depende de otro ni de nada.
Es perfecto: porque posee todas las buenas cualidades sin limitaciones.
Creador del cielo y de la tierra:
Dios es el Creador de todo (el cielo y la tierra).
Dios creó de la nada (sin necesidad de materia prima)
Creó por el poder de su libre voluntad (dijo Dios...)
Creó todo lo bueno; no creó el mal.
Dios creó para su gloria y el bien de las criaturas.
Dios conserva la creación: no le permite volver a la nada.
Los cristianos creemos en un Dios personal: Dios no es una fuerza o energía inconsciente sino un ser inteligente y consciente y atento a sus criaturas.
Creemos en su providencia: todo está bajo su protección.
El A.T. enseña que Dios es fiel, justo, santo, sabio y es amor.

 Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor.
Jesucristo es el Hijo de Dios (Mc 1,1), el verbo o  la Palabra del Padre Eterno (Jn 1,1-2), la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Jesús es verdadero hombre como los demás, excepto en el pecado (Heb 4,15)
Es el “Cristo” (el ungido de Dios, el escogido, el Mesías) (Mt 16,16; Lc 2,26)
“Dios Verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, de la misma naturaleza que el Padre” (credo de Nicea)
Es decir, que Jesucristo tiene  dos naturalezas (humana y divina),  dos entendimientos (humano y divino) y dos voluntades (humana y divina). Pero es una sola Persona  que es la Persona Divina del Hijo eterno de Dios.
Fue reconocido por los apóstoles como “el Señor” (en griego kirios = Dios) (Jn 13,13)

 Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de Santa María Virgen.
Jesús nació de María (en hebreo Myriam) de Nazaret, una doncella judía.
Lucas relata cómo ella dio su consentimiento para ser la madre del Mesías (Lc 1,38)
Esto fue en el momento de la Encarnación (Dios tomó nuestra carne humana).

 Padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado.
Jesús dijo a sus apóstoles que había venido a hacer la voluntad de su Padre (Jn 4,34); esto incluía la misión de ofrecer su vida en la cruz (Mt 26,42). Lo aceptó voluntariamente (Jn 10,18; Mt 26,39)
Su muerte fue un  sacrificio  (un ofrecimiento a Dios, de una víctima, por un sacerdote, en nombre del pueblo). Cristo es el Sumo Sacerdote que se ofreció a sí mismo a Dios Padre (Heb 5,5-10) en un sacrificio sangriento por los pecados de la humanidad.
Cristo es la imagen de Dios Padre y vivió y murió para que el hombre fuera también imagen de Dios.
Por su muerte Jesucristo:
Nos ha redimido (liberado de la condenación) (Mt 20,28; 1Co 6,20)  de la culpa de nuestros
pecados y de la condenación eterna.
Nos ha reconciliado ( amistad restablecida) con Dios (Fil 2,8; 2Co 5,18-19)

 Descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos.
Descendió a los infiernos:
Los antiguos judíos y griegos pensaban que después de la muerte la sombra del difunto “bajaba al
sheol”, al hades, al mundo subterráneo, al reino de los muertos.
La redención comprende a todos los hombres incluso  a los que vivían antes de Jesucristo. 1 Pe 3,18-19 dice que Jesús “murió según la carne... En  ese momento fue a predicar a los espíritus encarcelados”, es decir, proclamó la buena nueva de la salvación a los justos que habían muerto antes de la crucifixión, y que no podían entra en la felicidad eterna hasta aquel momento. De esta manera, la obra redentora se extiende a todos los tiempos: tanto a los que nacieron antes como a los que vivirían después de Jesús.
Al tercer día resucito  de entre los muertos:
El N.T. no nos dice como resucito Jesús, pero el día domingo después de su muerte los discípulos encontraron la tumba vacía (Mt 28, 1-7 = Mc 16, 1-7 = Lc 24, 1-7; Jn 20, 1-2) Lo vieron vivo (Jn 20,11-23; Mt 28, 8-10; Lc 24, 13-42). Se les apareció varias veces y comió con ellos (Jn 20, 26-30; 21, 1-23; 1Co 15, 5-8).
Los testigos de la resurrección lo anunciaron como  doctrina fundamental de su mensaje (He 2, 24,32; 3,15; 4,33).
Si Cristo no hubiera resucitado nuestra fe sería en vano (1Co 15, 14,17). La resurrección de Jesús justifica nuestra fe en que él es el Hijo de Dios.

 Subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso.
Jesús como hombre ha sido exaltado y glorificado por Dios Padre.
Está en la gloria eterna reinando sobre los vivos y los muertos (Mt 28,18)
Nos espera (Jn 14, 2-3) porque resucitaremos (1Co15,51-53) y viviremos con él si aquí comenzamos la vida nueva (Fil 3, 21;2Co 4,14)

 Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Los primeros cristianos creían que Jesús volvería pronto (1Tes 4,15; He 1,10-11)
Su oración era Maranatha (Señor, ven) (1Co 16,22; Ap 22,20)
Aunque paulatinamente aquellos discípulos se dieron cuenta de que quizá el fin no vendría pronto (2Tes 2,1; 2Pe 3,9), el cristiano tienen que vivir alerta anticipando la venida de su Señor (Lc 12,39)
La liturgia de Adviento y de la Vigilia Pascual refleja este sentimiento de espera.
Celebramos la Cena del Señor “hasta que venga” (1Co 11,26)

 Creo en el Espíritu Santo.
En la vispera de su pasión Jesús prometió enviar su Espíritu a los apóstoles (Jn 15,26); ver también Jn 14,26; 16,7; He 1,8)
Después de su Resurrección y Ascensión cumplió su promesa: los apóstoles y, por lo tanto, la Iglesia, recibieron el Espíritu el día de Pentecostés (He 2,1-4)  Los discípulos, luego, llenos del Espíritu anunciaron la Buena Nueva con gran poder (He 4,31; 6,8)
Los apóstoles tenían que bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28,18-20; 1Jn 5,7; 1Pe 1,2)
El Espíritu “procede del Padre y del Hijo que con el Padre y el Hijo recibe una misma
adoración”(Concilio de Constantinopla, 381 d.C. y Calcedonia 451 d.C.)

 La Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos.
La Santa Iglesia Católica:
Jesús dio comienzo a la Iglesia (asamblea, comunidad o congregación) (Lumen Gentium, 5)
Este nuevo pueblo de Dios había de ser comunidad de salvación para los hombres (L.G. 9) y a la vez signo y luz de la presencia de Cristo en el mundo (L.G. 1,5)
La Iglesia es conocida bajo diferentes figuras: redil, edificio, Cuerpo Místico de Cristo cuya cabeza es Cristo (L.G. 7), esposa de Cristo, pueblo sacerdotal... para enseñarnos su naturaleza (L.G. 6)
El Espíritu de Cristo es la vida de la Iglesia. Se nos comunica esta vida por medio de la fe en Cristo (Rom 4,28) y la recepción de los sacramentos. De esta manera el Espíritu de Dios vive en nosotros (1Co 6,19; Gál 2,20; Fil 1,21; Col 3,3) dándonos la capacidad de manifestar en nuestras vidas sus dones (1 Co 12,7-11) y sus frutos (Gál 5,22-24). La prueba de que somos hijos de Dios es que tenemos el Espíritu (Gál 6,6).
Tiene las siguientes características:
Una: porque no hay más que una sola Iglesia y sus miembros están unidos en torno al Papa y a los obispos.
Santa: porque transmite la vida de Cristo y porque produce la santidad.
        - Católica: porque es para todos los hombres y es capaz de inculturarse en todas las razas.
Apostólica: porque viene de los primeros apóstoles  y tiene por líderes los sucesores de ellos (los obispos)
La comunión de los santos:
Durante el transcurso de los siglos millones de cristianos han puesto en práctica esta nueva manera de existir, algunos en forma heróica – los santos. La vida de estos hombres y mujeres nos sirven de ejemplo y nos anima a imitarlos. Entre ellos los católicos veneramos con cariño especial a la Virgen María, madre de Jesús, primera cristiana y santa de los santos. (Rom 1,7; 1Co 1,2)
Hay una intercomunión entre los santos: nosotros solicitamos la intercesión de los que ya están con Dios y pedimos por el eterno descanso de los que están en el estado de purgación.
Este conjunto de hijos de Dios lo llamamos la comunión de los santos.

10º El perdón de los pecados.
Creemos que Jesús dejo a la Iglesia el poder de perdonar los pecados, especialmente por medio de los sacramentos del bautismo y de la reconciliación (Jn 20,21-23) Este poder que Jesús les dio a sus apóstoles ha pasado a los sucesores de ellos que son los obispos y sacerdotes.

11º La resurrección de los muertos.
Algún día todos estos resucitarán (1Co 15,50-55) y formarán el definitivo reino de Dios. Pero antes tenemos que pasar por la muerte, entregándonos voluntariamente a Dios como hizo Jesús en la cruz.
Después de la muerte Dios nos espera con amor. Se manifestará con claridad la cualidad de nuestra vida (juicio particular) para los que hubiesen definitivamente rechazado el amor de Dios, no podría haber salvación.

12º y la vida eterna. Amén.
Sería inútil tratar de imaginar o describir la felicidad eterna. San Pablo simplemente repite las palabras de Isaías: “El ojo no ha visto, el oído no ha oído, a nadie se le ocurrió pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman” (1Co 2,9 = Is 64,3)  Lo que nosotros llamamos “el cielo” consistirá en la unión más íntima con Dios y la felicidad más completa de que seamos capaces de disfrutar, de acuerdo a nuestra respuesta a Dios durante nuestra vida en la tierra. (1 Co 15,28)

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