DOMINGO DE PASCUA DE LA
RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
En este Domingo de
Pascua, los católicos celebramos Misa Solemne. Es el verdadero “Dies Dominica” (Día del
Señor). Los cincuenta días que van desde este Domingo de Resurrección
hasta el de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación como si se tratase de un
solo y único día festivo, más aún, como un “Gran Domingo”, tal como lo proclama el himno israelita
propio de estas fechas que los cristianos aplicamos al Misterio Pascual:
"Este es el día en que actuó el Señor; sea nuestra alegría y nuestro
gozo" (Salmo 117, 24).
Es un
Domingo de Gloria y la Fiesta
Central del cristianismo. Es el día que marca el final de la Semana
Santa y el verdadero fundamento de nuestra FE.
Un rito propio de este día: El encuentro.
En algunos
pueblos tiene lugar la llamada ceremonia del “Encuentro” de Jesús con su
santísima Madre. Es un acto juvenil y alegre, en el que la liberación de la
muerte se expresa soltando pajaritos y palomas; como dice el salmo 123: “Nuestra
vida ha escapado como un pájaro de la jaula del cazador…”
En
cuanto se hace de día, tres
mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba enterrado y ven que no
está su Cuerpo. Un Ángel les dice que ha resucitado. Van corriendo donde está
la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia: - ¡Ha resucitado!
Pedro
y Juan corren al sepulcro y ven las vendas en el suelo. Ahora entienden
que Jesús es Dios. El desconsuelo que tenían, ayer, se transforma en una
inmensa alegría. Y rápidamente lo transmiten a los demás Apóstoles y
discípulos. Y todos permanecen con la Virgen esperando el momento de
volver a encontrarse con el Señor.
Desde
entonces, todos los cristianos podemos tratar al Señor, que está Vivo. Hoy
estamos muy contentos y es momento de darle constantemente gracias a Dios. Las
imágenes se cubren y los Sagrarios están abiertos. En esta
Celebración, se acostumbra a bendecir el agua y a encender las velas
como homenaje y señal de la Resurrección del Señor.
Nos
centramos en este día en la figura central de Cristo Resucitado, pero ¿y su Madre? No podemos olvidarnos de Ella en
esta Celebración. ¿Qué siente su Madre en esos momentos?
María, por ser imagen y modelo de la
Iglesia, que espera al Resucitado y que, en el grupo de los discípulos, se
encuentra con Él durante las apariciones pascuales, parece razonable pensar
que María mantuvo un contacto personal con su Hijo resucitado, para gozar
también Ella de la plenitud de la alegría pascual.
La Virgen santísima, presente
en el Calvario durante el Viernes Santo (Jn. 19,25) y en el cenáculo en Pentecostés
(Hch. 1,14), fue probablemente testigo privilegiada también de la Resurrección de Cristo,
completando así su participación en todos los momentos esenciales del misterio
pascual. María, al acoger a Cristo Resucitado, es también signo y anticipación de la
humanidad, que espera lograr su plena realización mediante la
resurrección de los muertos.
María
conoce, como Madre, el Misterio que encierra la Pasión de su Hijo y el triunfo
de su Resurrección. Da gracias al Padre que la ha escogido para ser Madre
de Dios y la ha llenado de gracia. Da gracias al Hijo que la asocia
a la Redención como Corredentora. Da gracias al Espíritu Santo que la
cubre con el don de la maternidad virginal. Por eso – no hay duda – Ella,
participa como nadie del gozo de la Resurrección del Hijo y se alegra de su
triunfo.
Como María,
Pedro y Juan, nosotros también tenemos que preocuparnos de que nuestros amigos sepan
que Jesús ha resucitado. Pidamos al Señor, que aleje de nosotros la
pandemia que nos ataca sin piedad y que nos conceda esa preocupación por comunicar
su Resurrección a los demás y hacerlo vida dentro de nosotros.
JESÚS, AMIGO,
EN TI CONFÍO…
Jesús, María, os amo con toda mi alma…
FELIZ DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN Y QUE DIOS NOS BENDIGA A
TODOS/AS…
(VER A PANTALLA COMPLETA)
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JOSÉ LAGARES