viernes, 27 de diciembre de 2019

SANTO PADRE PIO DE PIETRELCINA: UNA LUZ QUE GUÍA NUESTRO CAMINAR

Cada 23 de septiembre, la iglesia conmemora a San Pío de Pietrelcina.


Nació en Pietrelcina, en un pequeño pueblo de la provincia de Benevento, en la región de Campania (Italia), el 25 de mayo de 1887. Desde la tierna edad Francesco experimentó en sí el deseo de consagrarse totalmente a Dios. Con el pasar del tiempo, pudo realizarse para Francesco lo que fue el más grande de sus sueños: consagrar totalmente la vida a Dios. El 6 de enero de 1903, a los dieciséis años, entró como clérigo en la orden de los Capuchinos. Fue ordenado sacerdote en la Catedral de Benevento, el 10 de agosto de 1910. Estuvo en varios conventos por motivo de salud, luego, a partir del 4 de septiembre de 1916 llegó al convento de San Giovanni Rotondo, dónde se quedó hasta el 23 de septiembre de 1968, día de su sentida muerte.

En este largo período el Padre Pío iniciaba sus días despertándose por la noche, muy antes del alba, se dedicaba a la oración con gran fervor aprovechando la soledad y silencio de la noche. Visitaba diariamente por largas horas a Jesús Sacramentado, preparándose para la Santa Misa, y de allí siempre sacó las fuerzas necesarias, para su gran labor para con las almas, al acercarlas a Dios en el Sacramento Santo de la Confesión, confesaba por largas horas, hasta 14 horas diarias, y así salvó muchas almas.

Uno de los acontecimientos que señaló intensamente la vida del Padre Pío fue lo que se averiguó la mañana del 20 de septiembre de 1918, cuando, el Padre Pío tuvo el maravilloso regalo de los estigmas. Los estigmas o las heridas fueron visibles y quedaron abiertas, frescas y sangrantes, por medio siglo.


Por años, de cada parte del mundo, los fieles fueron a este sacerdote estigmatizado, para conseguir su potente intercesión cerca de Dios. Cincuenta años experimentados en la oración, en la humildad, en el sufrimiento y en el sacrificio, dónde para actuar su amor, el Padre Pío realizó dos iniciativas en dos direcciones: una vertical hacia Dios, con la fundación de los "Grupos de ruego", y la otra horizontal hacia los hermanos, con la construcción de un moderno hospital, "Casa Alivio del Sufrimiento."

En septiembre los 1968 millares de devotos e hijos espirituales del Padre Pío se reunieron en un congreso en San Giovanni Rotondo para conmemorar juntos el 50° aniversario de los estigmas aparecidos en el Padre Pío. Nadie habría imaginado que a las 2:30 de la madrugada del 23 de septiembre de 1968, sería el doloroso final de la vida terrena del Padre Pío de Pietrelcina, de este maravilloso fraile, escogido por Dios para derramar su Divina Misericordia de una manera tan especial.

El día 16 de junio del 2002, su Santidad San Juan Pablo II canonizó al Beato Padre Pío. Es el primer sacerdote canonizado que ha recibido los estigmas de nuestro Señor Jesucristo. El cuerpo incorrupto del Padre Pío puede verse en San Giovanni Rotondo (Italia).


ORACIÓN:
Bienaventurado Padre Pío, testigo de fe y de amor: Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un crucificado sin Cruz". El AMOR te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del Perdón. Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros.
Queremos contar siempre con tu ayuda. Ruega por nosotros. Lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

NOTA: El vídeo nos muestra la relación entre el Padre Pío de Pietrelcina y San Juan Pablo II.



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José Lagares Bellerín

martes, 17 de diciembre de 2019

UNA NUEVA NAVIDAD EN NUESTRAS VIDAS…


Ya está aquí la Navidad. Todos sabemos que la Navidad nos predispone a tener un corazón abierto y generoso, haciéndonos más humanos, porque el mismo Dios va a tomar nuestra naturaleza para elevarnos, por encima del pecado, a la gracia divina.
Esta idea, con parecidas palabras, apareció un día en el Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Paz y hoy nos hacemos eco de las mismas.

Efectivamente, una nueva Navidad llama a nuestras puertas. La Navidad es un don y es también una tarea. Es el don del renovado encuentro con Jesucristo el Salvador, con el misterio de la Encarnación. Y es la tarea de no “perder” la Navidad, la tarea de que la alocada espiral consumista y neopagana que nos envuelve no oculte en nuestros horizontes ni aleje de nuestras vidas la verdad, el corazón de la Navidad.
La Navidad es, ante todo, misterio de adoración y de gracia, que debe traducirse en oración gozosa y de alabanza, en intimidad espiritual y en encuentro con el Dios que nace. No hay Navidad sin oración, no hay Navidad sin participación en la Eucaristía. Al ser un encuentro con Jesucristo, Navidad es también un encuentro con el prójimo. Navidad es así tiempo de fraternidad y de caridad. Navidad es, en definitiva, PAZ. Esa paz que anhela tanto nuestros corazones.

El corazón de la Navidad es también la familia, la vida y la misión que Dios nos encomienda… Vivir la Navidad desde el don y la tarea de la familia, de la vida y de la misión que cada uno de nosotros tiene encomendada, contribuye a vivir la Navidad desde el corazón, desde su verdadero y único sentido.
Que así sea. En nombre de nuestra Parroquia y en el mío propio, les deseo a todas las familias palmerinas una Feliz y Cristiana Navidad para todos y para todas…
Que Dios nos bendiga siempre en unión de nuestras familias, nuestro mayor tesoro…


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José Lagares