Queridos Paisanos y apreciados Hermanos todos en el Divino Corazón de nuestro buen Jesús:
Comenzamos un mes que para nuestro querido pueblo de La Palma Del Condado es especial. En un mismo mes celebramos a la que en el año 1855 “clemencia otorgó” y desde entonces la veneramos y honramos como a nuestra excelsa Patrona y Protectora ‒Nuestra Señora del Valle Coronada que, en la madrugada del 15 al 16 de Agosto, un año más, irá en su procesionar por nuestro pueblo derramando celestiales gracias‒ y nuestro Santo Patrón y Titular de nuestra querida Parroquia palmerina ‒el glorioso San Juan Bautista, Precursor del Señor, en la fiesta de su degollación‒, procesionando en el día de nuestro Santo Patrón el mismo Jesús, a quien San Juan Bautista preparó el camino, y que se encuentra realmente presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en el Santísimo Sacramento del Altar portado en la custodia por las manos de sus sagrados ministros, los sacerdotes del Señor, que bajo el palio de respeto camina majestuoso por las calles y plazas de nuestro querido pueblo.
Es, por tanto, para los palmerinos el mes de Agosto un mes del todo glorioso y lleno de sentimientos que desde niños hemos aprendido de nuestros mayores. Sentimientos llenos de fe y devoción que nosotros, en justa correspondencia, también deberíamos saber transmitir a las nuevas generaciones que, inmersas en un mundo marcado por el relativismo y el ateísmo, corrientes que provocan un total alejamiento de Dios y de la Fe santa y católica, tan difícil se les hace descubrir los valores, tradiciones, sentimientos y fe que son la esencia de nuestro pueblo y lo que a través de los siglos nos han mantenido unidos y fuertes ante toda adversidad o tribulación, ya que, como dice la Escritura
Santa: “Los que confían en el Señor, todo les sirve para el bien”. (Rm 8, 28).
Es un gran ejemplo el que nos dejaron nuestros mayores para sentirnos orgullosos y, sobre todo, para imitarlo con fidelidad: frente a la adversidad y la tribulación ‒ como fue la epidemia de cólera del año 1855‒ todos se unieron en plegaria y rogativas en torno a la Santísima Virgen del Valle, Madre de Dios y Madre nuestra, y con su gloriosa y maternal intercesión consiguieron lo que de tan especial y buena Madre reclamaban: la liberación de la epidemia y la total curación de los que ya estaban afectados.
Cuando un pueblo unido acude con fe y devoción a la que veneramos como Patrona y Protectora, Ella no desatiende sus ruegos y súplicas. Por eso, debemos unirnos todos, como hijos de la Santísima Virgen del Valle, Madre común de todos los palmerinos y a la intercesión eficaz de nuestro glorioso San Juan Bautista, para que Ellos, nuestros Patronos e Intercesores ante el Trono de la Majestad de la Gloria de Dios, consigan que el Señor siga derramando sus bendiciones sobre nuestro palmerino pueblo y todos los que formamos parte del mismo, sobre todo, para que alcancen a tantos enfermos y necesitados que las precisan, junto a sus familias que con ellos sufren el peso de la cruz del dolor y la enfermedad.
Estas bendiciones que sólo de Dios nos vienen y que nada ni nadie de este mundo pueden proporcionar, nuestros gloriosos Intercesores desean suplicarlas para todos nosotros que recurrimos a su especial y eficaz intercesión. Por eso, debemos unirnos todos en la plegaria y la oración, la acción de gracias, el honor y la veneración a Nuestra Madre Santísima del Valle en la madrugada del 16 de Agosto y al glorioso San Juan Bautista el la tarde del 29 de Agosto, para que el Señor, por medio de ellos, siga protegiendo y socorriendo a nuestro querido pueblo.
Nuestros Patronos y las fiestas en su honor y gloria siempre han sido para nuestro pueblo un motivo de unidad y de gozo. Muchos que nos encontramos lejos intentamos estar en estos días con nuestras familias en nuestro pueblo y son días en que no sólo nos encontramos felizmente con los nuestros, si no que nos encontramos con nuestras devociones, tradiciones y la Fe que nos inculcaron nuestros mayores y que nos legaron como la mejor de las herencias y de los tesoros. Trabajemos todos, por tanto, para que así siga siendo.
Que Aquellos ‒nuestra Santísima Madre del Valle, el glorioso San Juan Bautista y, sin olvidarnos de Aquel que es el centro de todos los corazones de los palmerinos, el Sagrado Corazón de Jesús‒ que han sido las devociones comunes a todos los hijos de La Palma del Condado durante tantas décadas, sigan siendo donde, un pueblo unido, acude a invocar a Dios y a darle gracias por todo los bienes que Él nos concede por medio de nuestros especiales Intercesores.
Que Aquellos ‒nuestra Santísima Madre del Valle, el glorioso San Juan Bautista y, sin olvidarnos de Aquel que es el centro de todos los corazones de los palmerinos, el Sagrado Corazón de Jesús‒ que han sido las devociones comunes a todos los hijos de La Palma del Condado durante tantas décadas, sigan siendo donde, un pueblo unido, acude a invocar a Dios y a darle gracias por todo los bienes que Él nos concede por medio de nuestros especiales Intercesores.
Que todos disfrutemos de estas fiestas en honor de nuestros Patronos y trabajemos todos unidos para que sean ocasión de unidad, fervor y piedad. Que también sepamos transmitir estos valores y devociones tan esenciales de nuestro palmerino pueblo a las generaciones que nos preceden, siendo para ellos un buen ejemplo.
Rvdo. PEDRO JOSÉ LÓPEZ SUÁREZ
Capitán-Capellán del SARFAS
Capellán Castrense de la plaza de Burgos
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