Confesiones y
ensayo
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Primeras Comuniones
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20 de abril – 18:00 h
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22 de abril – 18:00 h
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21 de abril – 18:00 h
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23 de abril – 09:30 h
23 de abril – 12:00 h
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26 de abril – 18:00 h
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29 de abril – 18:00 h
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27 de abril – 18:00 h
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30 de abril – 09:30 h
30 de abril – 12:00 h
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28 de abril – 18:00 h
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01 de mayo – 09:30 h
01 de mayo – 12:00 h
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05 de mayo – 18:00 h
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06 de mayo – 18:00 h
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sábado, 15 de abril de 2017
CALENDARIO DE PRIMERAS COMUNIONES Y CONFIRMACIONES AÑO 2017
FELIZ PASCUA 2017
"La resurrección de Cristo es perdón para los pecadores, vida para los que aceptaron su obra en la cruz, y gloria por la eternidad con Él en los cielos."
(Anónimo)
Que la luz del Señor resucitado pueda disipar la tristeza del corazón y del espíritu! Que sigamos sintiendo paz y serenidad. Nuestros mejores deseos de una Santa Pascua. ¡Feliz Pascua!
LA RESURRECCIÓN DE JESÚS Y LA NUESTRA
El
acontecimiento que constituye la garantía y la promesa de nuestra propia
resurrección es la resurrección de Jesús. Esta es la fe que anima a las
primeras comunidades cristianas: "Aquél que resucitó al Señor Jesús nos
resucitará también a nosotros con él" (2Co/04/14). La fe de las primeras
comunidades no ha surgido como desarrollo de las especulaciones
apocalípticas del judaísmo tardío. No es tampoco una certeza de orden
metafísico que se deduce racionalmente de la antropología semita.
No
proviene tampoco de una especie de revelación que Jesús habría
descubierto a sus discípulos sobre la suerte del hombre después de la
muerte. (El creyente no está mejor "informado" sobre los
acontecimientos, los lugares, y las situaciones del futuro). Tampoco se
trata de un optimismo sin fundamento alguno o de una rebelión irracional
contra el destino brutal del hombre que parece acabar definitivamente en
la muerte.
La
fe cristiana en la resurrección se funda en la resurrección de Cristo de entre
los muertos. Es una actitud de confianza y esperanza gozosa que ha nacido
de la experiencia vivida por los primeros discípulos que han creído en la
acción resucitadora de Dios que ha levantado al muerto Jesús a la Vida
definitiva. El punto de partida de la fe cristiana es Jesús experimentado
y reconocido como viviente después de su muerte. El Crucificado vive para
siempre junto a Dios como compromiso y esperanza para nosotros.
Los
primeros cristianos nunca han considerado la resurrección de Jesús como un
hecho aislado que sólo le afectara a Él, sino como un acontecimiento que
nos concierne a nosotros, porque constituye la garantía de nuestra propia
resurrección. Si Dios ha resucitado a Jesús, esto significa que no solamente es
el Creador que pone en marcha la vida. Dios es un Padre lleno de amor,
capaz de superar el poder destructor de la muerte y dar vida a lo muerto.
Si Dios ha resucitado a Jesús, esto significa que la resurrección que los
judíos esperaban para el final de los tiempos ya se ha hecho realidad en
El.
Pero
Jesús es sólo el primero que ha resucitado de entre los muertos. El primero que
ha nacido a la vida. El que ha abierto el seno de la muerte y se nos ha
anticipado a todos para alcanzar esa Vida definitiva que nos está
reservada también a nosotros. Su resurrección no es sino la primera y
decisiva fase de la resurrección de la humanidad. Uno de los nuestros, un
hermano nuestro, Jesucristo, ha resucitado ya, abriéndonos una salida a
esta vida nuestra que termina fatalmente en la muerte. Por eso, la meta de
nuestra esperanza no es simplemente nuestra resurrección, sino la
comunión con el Señor resucitado. Cuando los cristianos confesamos
nuestra esperanza, vinculamos nuestro destino al de Cristo resucitado por
el Padre.
La
resurrección de Jesucristo es, por consiguiente, el fundamento, núcleo y eje de
toda esperanza cristiana. Él es quien "tiene las llaves de la
muerte" (Ap. 1, 18).
(Fuente
consultada: JOSÉ A. PAGOLA – DABAR)
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JOLABE
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