1.
El sacramento de la Penitencia, o
Reconciliación, fue instituido por Nuestro Señor Jesucristo para borrar los
pecados cometidos después del Bautismo. Por esto es un Sacramento para nuestra
curación espiritual y, al mismo tiempo, es el sacramento de la conversión
porque por su medio volvemos al Padre.
2.
Después del Bautismo no es posible
borrar los pecados mortales cometidos y obtener el perdón de estos sin la
Confesión, aunque es posible anticipar el perdón con la contrición perfecta
acompañada del propósito de confesarse.
Ya explicaremos qué
es esto de la constricción perfecta e imperfecta.