Una práctica que
hunde sus raíces en la Biblia y que se desarrolló en la Edad Media. Con la imposición de las cenizas, se inicia la
Cuaresma, una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano
que quiera prepararse dignamente para la vivir el Misterio Pascual, es decir,
la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús.
El miércoles de Ceniza se
halla estrechamente unido con la idea de la penitencia, que ya se
expresaba entre los hebreos cubriéndose la cabeza de ceniza y vistiéndose de
aquel áspero paño llamado cilicio. El miércoles de ceniza y el
viernes santo son días de ayuno y abstinencia. La abstinencia obliga a partir
de los 14 años y el ayuno de los 18 hasta los 59 años. El ayuno consiste hacer
una sola comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un
modo de pedirle perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos
cambiar de vida para agradarlo siempre.
Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se
caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra:
"metanoeiete", es decir "Convertíos". Este imperativo es
propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la imposición de
ceniza, el cual, con las palabras "Convertíos y creed en el
Evangelio" y con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo
volverás", invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión,
recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana,
sujeta a la muerte.
La
sugestiva ceremonia de la ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que
no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La
conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades
terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que implica
una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este
fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar
hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y
triunfe su justicia.
Sinónimo
de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia"...
Penitencia como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y
positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo.
La
Tradición
En la
Iglesia primitiva, variaba la duración de la Cuaresma, pero eventualmente
comenzaba seis semanas (42 días) antes de la Pascua. Esto sólo daba por
resultado 36 días de ayuno (ya que se excluyen los domingos). En el siglo VII
se agregaron cuatro días antes del primer domingo de Cuaresma estableciendo los
cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto.
Era
práctica común en Roma que los penitentes comenzaran su penitencia pública el
primer día de Cuaresma. Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y
obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el
Jueves Santo o el Jueves antes de la Pascua. Cuando estas prácticas cayeron en
desuso (del siglo VIII al X), el inicio de la temporada penitencial de la
Cuaresma fue simbolizada colocando ceniza en las cabezas de toda la
congregación.
Hoy en día
en la Iglesia, el Miércoles de Ceniza, el cristiano recibe una cruz en la
frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de
Ramos previo. Esta tradición de la Iglesia ha quedado como un simple servicio
en algunas Iglesias protestantes como la anglicana y la luterana. La Iglesia
Ortodoxa comienza la cuaresma desde el lunes anterior y no celebra el Miércoles
de Ceniza.
Significado
simbólico de la Ceniza
La ceniza,
del latín "cinis", es producto de la combustión de algo por el fuego.
Muy fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido
trasladado, de humildad y penitencia. En Jonás 3,6 sirve, por ejemplo, para
describir la conversión de los habitantes de Nínive. Muchas veces se une al
"polvo" de la tierra: "en verdad soy polvo y ceniza", dice
Abraham en Gén. 18,27. El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de
Cuaresma realizamos el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente
(fruto de la cremación de las palmas del año pasado). Se hace como respuesta a
la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y puerta del
ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua. La Cuaresma empieza
con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo
debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la
novedad de la vida pascual de Cristo.
Mientras
el ministro impone la ceniza dice estas dos expresiones, alternativamente:
"Arrepiéntete y cree en el Evangelio" (Cf Mc1,15) y "Acuérdate
de que eres polvo y al polvo has de volver" (Cf Gén 3,19): un signo y unas
palabras que expresan muy bien nuestra caducidad, nuestra conversión y
aceptación del Evangelio, o sea, la novedad de vida que Cristo cada año quiere
comunicarnos en la Pascua.
NOTA: En nuestra Parroquia de San Juan
Bautista de La Palma del Condado, la imposición de la ceniza se realizará el
miércoles día 14 de Febrero con el siguiente horario:
·
5:30
h. de la tarde, niños y niñas de Catequesis.
·
7:30
h. de la tarde, imposición de la ceniza para todos los fieles en la Misa de
tarde.
(Página consultada: Aciprensa, con nuestro
agradecimiento).
---oOo---
jolabe