jueves, 27 de noviembre de 2014

LA MEDALLA MILAGROSA DE LA VIRGEN MARÍA

La Medalla Milagrosa de la Virgen María llegó a nuestro mundo con una promesa: que quien la llevara al cuello con confianza recibiría grandes gracias. Su sorprendente historia ocurrió en París, Francia, en el año 1830.

Sor Catalina Labouré
La novicia Sor Catalina Labouré vivía en la Casa Madre de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul. La noche del 18 de julio, a eso de las 11:30 p.m., oyó que alguien la llamaba por su nombre. Era su Ángel de la Guarda que le decía: "Sor Labouré, Sor Labouré ven a la capilla. Allí te espera la Santísima Virgen." El pequeño niño la condujo a la capilla.
Catalina se puso a rezar y pronto escuchó un ruido como el roce de la seda. Entonces vio a la Virgen María sentada al lado del altar. Catalina se arrodilló ante ella y con las manos en las rodillas de la Virgen, la oyó decir: "Hija mía, Dios quiere encomendarte una misión... tendrás que sufrir, pero lo soportarás porque lo que vas a hacer será para la Gloria de Dios. Serás contradecida, pero tendrás gracias. No temas". Esta fue la primera de tres apariciones.