Ya está aquí la Navidad. Todos
sabemos que la Navidad nos predispone a tener un corazón abierto y generoso,
haciéndonos más humanos, porque el mismo Dios va a tomar nuestra naturaleza
para elevarnos, por encima del pecado, a la gracia divina.
Esta
idea, con parecidas palabras, apareció un día en el Mensaje del Papa para la
Jornada Mundial de la Paz y hoy nos hacemos eco de las mismas.
Efectivamente,
una nueva Navidad llama a nuestras puertas. La Navidad es un don y es también
una tarea. Es el don del renovado encuentro con Jesucristo el Salvador, con el
misterio de la Encarnación. Y es la tarea de no “perder” la Navidad, la tarea
de que la alocada espiral consumista y neopagana que nos envuelve no oculte en
nuestros horizontes ni aleje de nuestras vidas la verdad, el corazón de la
Navidad.
La
Navidad es, ante todo, misterio de adoración y de gracia, que debe traducirse
en oración gozosa y de alabanza, en intimidad espiritual y en encuentro con el
Dios que nace. No hay Navidad sin oración, no hay Navidad sin participación en
la Eucaristía. Al ser un encuentro con Jesucristo, Navidad es también un
encuentro con el prójimo. Navidad es así tiempo de fraternidad y de caridad. Navidad
es, en definitiva, PAZ. Esa paz que anhela tanto nuestros corazones.
El
corazón de la Navidad es también la familia, la vida y la misión que Dios nos
encomienda… Vivir la Navidad desde el don y la tarea de la familia, de la vida y
de la misión que cada uno de nosotros tiene encomendada, contribuye a vivir la
Navidad desde el corazón, desde su verdadero y único sentido.
Que
así sea. En nombre de nuestra Parroquia y en el mío propio, les deseo a todas las
familias palmerinas una Feliz y Cristiana Navidad para todos y para todas…
Que
Dios nos bendiga siempre en unión de nuestras familias, nuestro mayor tesoro…
---oOo---
José
Lagares