“De dioses y hombres” de Xavier Beauvois, que recientemente ha sido galardonada con el Grand Prix de honor, el segundo más alto premio del Festival de Cannes, narra la historia de siete monjes cistercienses martirizados en 1996 en las montañas de Argelia por un grupo de islamistas.
Un monasterio de un pueblo aislado en una sierra de Argelia, años 90. Una pequeña comunidad de monjes católicos. Los monjes llevan una vida sencilla, austera, marcada por la oración y el trabajo diario.
Pertenecer a la orden cisterciense, centrada en la contemplación y basada en la oración en común, los cantos litúrgicos y periodos de silencio. El trabajo del campo, la ayuda a los más necesitados y el cuidado de los enfermos también desempeñan un papel importante en el monasterio. De hecho, el monasterio actúa como una especie de ambulatorio para la población loca. Uno de los monjes, el hermano Luc, es médico y acoge cada día a numerosos pacientes.
La relación de los monjes y de los musulmanes vecinos es muy buena. Sin embargo, poco a poco, la violencia y el miedo, asociados a la guerra civil argelina, se van apoderando de la región. Muchos civiles son asesinados, víctimas del conflicto entre los grupos islamistas terroristas y el ejército argelino. Un día, los islamistas degüellan a varios trabajadores croatas, cerca del ministerio. El ejército ofrece protección a los monjes, pero éstos la rechazan. Un grupo de terroristas entra por la fuerza en el monasterio, en Nochebuena.
A partir de ese momento siempre estará presente el tema de la fuga, cada vez con más fuerza. ¿Quedarse en el monasterio y permanecer junto con los aldeanos, que cuentan con la presencia y ayuda de los religiosos, a pedar de correr el riesgo de ser secuestrados y asesinados? ¿Mudarse a otro país o región? Los monjes deben contestar a estas difíciles preguntas, que concierne su fe, su valentía y su apego a la tierra y a sus habitantes. La vida cotidiana y la oración de la comunidad están impreganadas en todo momento de una tensión dramática. Están en juego los profundos lazos que los unen a los argelinos y el espíritu de paz y de caridad que quieren oponer a la violencia que reina en el país.
Un monasterio de un pueblo aislado en una sierra de Argelia, años 90. Una pequeña comunidad de monjes católicos. Los monjes llevan una vida sencilla, austera, marcada por la oración y el trabajo diario.
Pertenecer a la orden cisterciense, centrada en la contemplación y basada en la oración en común, los cantos litúrgicos y periodos de silencio. El trabajo del campo, la ayuda a los más necesitados y el cuidado de los enfermos también desempeñan un papel importante en el monasterio. De hecho, el monasterio actúa como una especie de ambulatorio para la población loca. Uno de los monjes, el hermano Luc, es médico y acoge cada día a numerosos pacientes.
La relación de los monjes y de los musulmanes vecinos es muy buena. Sin embargo, poco a poco, la violencia y el miedo, asociados a la guerra civil argelina, se van apoderando de la región. Muchos civiles son asesinados, víctimas del conflicto entre los grupos islamistas terroristas y el ejército argelino. Un día, los islamistas degüellan a varios trabajadores croatas, cerca del ministerio. El ejército ofrece protección a los monjes, pero éstos la rechazan. Un grupo de terroristas entra por la fuerza en el monasterio, en Nochebuena.
A partir de ese momento siempre estará presente el tema de la fuga, cada vez con más fuerza. ¿Quedarse en el monasterio y permanecer junto con los aldeanos, que cuentan con la presencia y ayuda de los religiosos, a pedar de correr el riesgo de ser secuestrados y asesinados? ¿Mudarse a otro país o región? Los monjes deben contestar a estas difíciles preguntas, que concierne su fe, su valentía y su apego a la tierra y a sus habitantes. La vida cotidiana y la oración de la comunidad están impreganadas en todo momento de una tensión dramática. Están en juego los profundos lazos que los unen a los argelinos y el espíritu de paz y de caridad que quieren oponer a la violencia que reina en el país.