sábado, 26 de marzo de 2016

AÑO LITÚRGICO DE LA IGLESIA VII - TIEMPO PASCUAL

El Tiempo Pascual emerge de la Vigilia Pascual y concluye cincuenta días después de Pentecostés. Es un tiempo de gozo en el que celebramos la resurrección y ascensión de Cristo, la venida del Espíritu Santo y el inicio de la Iglesia. Es un tiempo de regocijo, cuando cantamos Aleluya llenos de emoción.
Cada domingo del año la Iglesia celebra la resurrección de Jesús. Sin embargo, San Atanasio considera los cincuenta días de este tiempo como "el gran domingo". Reflexionando en esta idea, los domingos del Tiempo Pascual no son llamados domingos después de Pascua sino Domingos de Pascua. Por ejemplo, el domingo siguiente al domingo de resurrección es llamado segundo domingo de Pascua.

Temas bíblicos y de oración
El domingo  de  resurrección en el Evangelio de Juan leemos sobre la tumba vacía, a pesar que el texto bíblico de la Vigilia Pascual también puede leerse.
Las selecciones bíblicas hasta el tercer domingo de pascua recuentan las apariciones del Cristo resucitado. En el cuarto domingo la lectura del evangelio habla del buen Pastor. Los evangelios para el quinto, sexto y séptimo domingos presentan la enseñanza y oración de Cristo en la última cena.
Durante el tiempo Pascual, la primera lectura es tomada de Hechos de los Apóstoles en vez del Antiguo Testamento, de acuerdo a una costumbre antigua. La vida, crecimiento y testimonio de la primera Iglesia se presenta cada año en los tres ciclos. Las selecciones para cada año muestran un paralelo y una presentación progresiva.
El Domingo de Resurrección en la segunda lectura San Pablo habla de vivir el misterio pascual en la Iglesia. Los siguientes domingos las selecciones para la segunda lectura son tomadas de diferentes apóstoles en cada ciclo. Para los años en que se lee el ciclo A, las lecturas son tomadas de la Primera Carta de Pedro. Para el ciclo B, de la Primera Carta de Juan y para el ciclo C del Apocalipsis. Estos textos reflejan la fe gozosa y la esperanza confidente del tiempo Pascual.

La solemnidad de la Ascensión es celebrada a los cuarenta días de Pascua. En las diócesis donde no es un día de precepto, la solemnidad es transferida al Séptimo Domingo de Pascua.

El Domingo de Pentecostés, último día del Tiempo Pascual, se celebra la venida del Espíritu Santo y el inicio de la Iglesia. La primera lectura es tomada de Hechos de los Apóstoles, recuenta los grandes eventos del día de Pentecostés. La segunda lectura es tomada de las cartas de San Pablo y habla del efecto del Espíritu en la vida de la Iglesia. El evangelio nos dice que Jesús confiere su Espíritu a los discípulos en la tarde de su Resurrección.
El nacimiento de Jesús, celebrado el día de Navidad, y su vida, muerte y resurrección, celebrada el día de Pascua, son los dos eventos más importantes del año litúrgico. Por eso la Iglesia extiende la celebración de esas solemnidades a un período de ocho días. Este período es conocido como la octava, que viene del latín octavus, que significa "ocho".
La octava de Pascua consiste en los primeros ocho días del Tiempo Pascual, celebrados como la solemnidad del Señor. El evangelio leído durante la octava de Pascua recuerda las apariciones del Señor. Después de la octava, el evangelio de Juan que se lee habla principalmente de la enseñanza y la oración de Jesús después de la última cena.
Las semanas después de la ascensión, hasta el sábado antes de Pentecostés, son una preparación para la venida del Espíritu Santo.

Colores litúrgicos
El color usados durante el Tiempo Pascual es el blanco, significa el gozo por la resurrección de Cristo. El último día de Pascua es el Domingo de Pentecostés, en el que celebramos la venida del Espíritu Santo. El color litúrgico para este día es el color rojo.

Símbolo de Pascua
El cirio pascual representa la nueva vida de Cristo en la resurrección y el agua nuestro bautismo y renacer.

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