El Tiempo Pascual emerge de la Vigilia Pascual y concluye cincuenta días después de Pentecostés. Es un tiempo de gozo en el que celebramos la resurrección y ascensión de Cristo, la venida del Espíritu Santo y el inicio de la Iglesia. Es un tiempo de regocijo, cuando cantamos Aleluya llenos de emoción.
Cada domingo del año la Iglesia celebra la resurrección de Jesús. Sin embargo,
San Atanasio considera los cincuenta días de este tiempo como "el gran
domingo". Reflexionando en esta idea, los domingos del Tiempo Pascual no
son llamados domingos después de Pascua sino Domingos de Pascua. Por ejemplo,
el domingo siguiente al domingo de resurrección es llamado segundo domingo de
Pascua.
Temas bíblicos y de oración
El
domingo de resurrección en el Evangelio de Juan leemos sobre la tumba vacía, a
pesar que el texto bíblico de la Vigilia Pascual también puede leerse.
Las
selecciones bíblicas hasta el tercer domingo de pascua recuentan las
apariciones del Cristo resucitado. En el cuarto domingo la lectura del
evangelio habla del buen Pastor. Los evangelios para el quinto, sexto y séptimo
domingos presentan la enseñanza y oración de Cristo en la última cena.
Durante
el tiempo Pascual, la primera lectura es tomada de Hechos de los Apóstoles en
vez del Antiguo Testamento, de acuerdo a una costumbre antigua. La vida,
crecimiento y testimonio de la primera Iglesia se presenta cada año en los tres
ciclos. Las selecciones para cada año muestran un paralelo y una presentación
progresiva.
El
Domingo de Resurrección en la segunda lectura San Pablo habla de vivir el
misterio pascual en la Iglesia. Los siguientes domingos las selecciones para la
segunda lectura son tomadas de diferentes apóstoles en cada ciclo. Para los
años en que se lee el ciclo A, las lecturas son tomadas de la Primera Carta de
Pedro. Para el ciclo B, de la Primera Carta de Juan y para el ciclo C del
Apocalipsis. Estos textos reflejan la fe gozosa y la esperanza confidente del
tiempo Pascual.
La solemnidad de la Ascensión es celebrada a los cuarenta días de Pascua. En las diócesis donde no
es un día de precepto, la solemnidad es transferida al Séptimo Domingo de
Pascua.
El Domingo de Pentecostés, último día del Tiempo Pascual, se celebra la venida del Espíritu
Santo y el inicio de la Iglesia. La primera lectura es tomada de Hechos de los
Apóstoles, recuenta los grandes eventos del día de Pentecostés. La segunda
lectura es tomada de las cartas de San Pablo y habla del efecto del Espíritu en
la vida de la Iglesia. El evangelio nos dice que Jesús confiere su Espíritu a
los discípulos en la tarde de su Resurrección.
El nacimiento de Jesús, celebrado el día de Navidad, y su vida, muerte y
resurrección, celebrada el día de Pascua, son los dos eventos más importantes
del año litúrgico. Por eso la Iglesia extiende la celebración de esas
solemnidades a un período de ocho días. Este período es conocido como la
octava, que viene del latín octavus, que significa "ocho".
La octava de Pascua consiste en los primeros ocho días del Tiempo Pascual,
celebrados como la solemnidad del Señor. El evangelio leído durante la octava
de Pascua recuerda las apariciones del Señor. Después de la octava, el
evangelio de Juan que se lee habla principalmente de la enseñanza y la oración
de Jesús después de la última cena.
Las semanas después de la ascensión, hasta el sábado antes de Pentecostés, son
una preparación para la venida del Espíritu Santo.
Colores litúrgicos
El
color usados durante el Tiempo Pascual es el blanco, significa el gozo por la
resurrección de Cristo. El último día de Pascua es el Domingo de Pentecostés,
en el que celebramos la venida del Espíritu Santo. El color litúrgico para este
día es el color rojo.
Símbolo de Pascua
El cirio pascual representa
la nueva vida de Cristo en la resurrección y el agua nuestro bautismo y
renacer.
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