Con cierta frecuencia vienen a pedir la primera
comunión para sus hijos personas que no parecen tener contacto con la misa, ni
con las celebraciones religiosas. En el diálogo con ellos encontramos que
tienen cierta prisa por realizar la ceremonia y que les parece que la
catequesis de preparación dura demasiado tiempo. Se nota que algunos niños
asisten de modo irregular, unas veces con gusto, otras a regañadientes.
Fácilmente encuentran motivos para no venir...
Si invitamos a reuniones a los padres, muchos vienen
a la fuerza, preocupados solamente de que no se les creen problemas cuando se
trata de elegir la fecha o el modo de celebrar la fiesta.
Debido a todo esto, se nos ha ocurrido una
sugerencia. Pensamos que les puede facilitar la celebración de este acto que
para ustedes tiene un fuerte valor social, aunque lo religioso quede un poco
más olvidado. Nuestra sugerencia es, pues...
Igual que ya hay celebración de matrimonios civiles
que no comprometen a nada con la Iglesia, lo mismo puede suceder con la primera
comunión o, simplemente, la "comunión", como suelen decir. Nos parece
algo más sencillo.
Les explicamos las características:
1. Los niños no tendrían que venir a la parroquia
para la catequesis.
2. Tampoco ustedes serían convocados a reuniones de
padres ni a pláticas ni sermones.
3. Podrían ustedes elegir el día que prefieran y la
hora que más les convenga para el acto.
4. Llegado ese día, no es preciso que vengan a la
parroquia. Ustedes eligen el lugar que más les conviene para la celebración.
Puede ser una plaza o un parque bonito o un salón de ceremonias que ustedes
alquilen... Allí llevan a sus hijos e hijas vestidos con los trajes que suelen
utilizarse para estos festejos o vestidos de otra manera bonita y lujosa, sin
necesidad de contar con los consejos y gustos de la parroquia.
5. Allí se reúnen con el niño o la niña. Le hacen
los regalos, las fotos que deseen. Alguno de la familia, el abuelo, un tío o
amigo que tiene facilidad de expresión, le dice unas palabritas aconsejándole
que sea bueno... y ya está.
6. Luego se van a comer a un restaurante o a casa,
y la fiesta sigue sin complicaciones. No tiene que depender de las condiciones
que la Iglesia
propone. Todo está hecho "por lo civil".
Si ustedes tienen alguna inquietud religiosa,
bueno, entonces pueden conectar con nosotros, con la comunidad cristiana, y
dialogaremos sobre el sentido que tiene la comunión, la misa, la eucaristía,
que es bastante distinto de lo que muchos piensan.
Proponemos esta sugerencia porque no queremos
condicionarles a ustedes con exigencias ni que ustedes nos condicionen a
nosotros.
Nosotros pensamos que la parroquia no es un local
de ceremonias, sino una comunidad que se reúne en nombre de Jesús y se plantea
ser fiel a su palabra y a su vida. Eso es lo que marca todas nuestras
celebraciones,
Si ustedes lo ven de otra manera, nos parece muy
bien que agasajen a sus hijos y que les celebren una fiesta sin que tengan que
depender de la parroquia. Estamos a su disposición, y como vecinos de ustedes
hasta les acompañaremos con gusto, pero sin que tengan que incluir en la fiesta
el elemento parroquial,
Deseando que ustedes elijan lo que es mejor para
sus hijos, pero con todas las consecuencias que eso lleva, les saluda
afectuosamente.
Post data:
Si ustedes en cambio quieren para sus hijos una
celebración de la primera eucaristía fiel a la propuesta de Jesús, les
ofrecemos otra alternativa.
A ver qué les parece:
1. El primer paso para preparar la primera comunión
de sus hijos es el primer beso que ustedes les dieron recién nacidos y cuando
lo abrazaron. En realidad, esa es su "primera comunión" con el nuevo
hijo.
2. En su vida de esposos cristianos, el amor entre
ustedes y su atención a quienes viven cerca..., la compasión hacia los que
sufren, su atención a los problemas del país: el hambre, la justicia, la
cultura, la paz... Esa es la primera lección que como catequistas de la familia
pueden ofrecer a los niños para que vayan comprendiendo lo que significa vivir
"en comunión".
3. Los auténticos catequistas no son los jóvenes o
las señoras que se ofrecen en la parroquia. Son ustedes, los padres que les
enseñaron a rezar y a hablar con Dios. Si los catequistas parroquiales tienen
que empezar por enseñar a los niños el padrenuestro..., mala señal.
4. Cuando el papá o la mamá se acerca en misa a
comulgar con el bebé en brazos y el pequeñín se queda mirando con asombro lo
que están haciendo, cuando abre su boquita como un pez o alarga el bracito para
que a él también le den de eso, pensamos que es ya una primera comunión del
niño.
5. Si, más tarde, el niño acude con los catequistas
parroquiales, los padres están en contacto con ellos y comentan con sus hijos
de qué han hablado en la catequesis, entonces la preparación va siendo seria.
6. El día de la llamada "primera
comunión" no es necesario que sea un domingo especial. Todos los domingos
son especiales.
No hace falta vestir a la niña o al niño con ningún
traje extraño. Puede ponerse el de todos los domingos.
Ustedes no deben quedarse como espectadores. A los
niños les gusta imitar a los adultos. Los mayores debemos comulgar, y luego los
niños se acercan a hacer lo que hemos hecho los mayores. Si ustedes prefieren
no acercarse a comulgar, pueden pedir a algún tío, pariente o amigo que vive la
fe cristiana y a quien el muchachito admira que sea su acompañante de comunión.
Lo importante es no dejar al niño que se acerque
solo rodeado de adultos pasivos que lo contemplan pero que no le dan ejemplo.
Que no sienta que la comunión es cosa de niños, sino que es algo propio de
gente mayor que sabe lo que hace.
7. ¡Ah!, y eso no termina ahí con la
"primera" comunión, claro.
¿Les parece a ustedes demasiado esta propuesta?
Pues no se preocupen. Volvamos al principio de esta carta. La "comunión
por lo civil" es una buena solución y no trae problemas.
LA PRIMERA Y ÚLTIMA COMUNIÓN Observando
- ¿Ha asistido usted a celebraciones de la primera
comunión?
¿Qué sensaciones le quedaron de ellas?
- Si conoce a las familias y a los comulgantes,
¿después siguieron viviendo su fe cristiana y su
participación en la eucaristía?
Reflexionando
Los sacramentos de iniciación son el bautismo, la
confirmación y la eucaristía. Estos deben estar unidos con la iniciación
fundamental, que es el conocimiento y el seguimiento de Jesús. Piense qué
relación existe entre esos sacramentos y el encuentro con Jesús.
Decidiéndose ¿Puede usted hacer algo como catequista
o como miembro de una comunidad para renovar la catequesis y la celebración de
las primeras comuniones?
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